Joseba Segura: “No se puede ser cristiano y conservador”

“La fe te obliga a tomar en serio la situación de las personas que no tienen la suerte que tú has tenido”, afirma el obispo de Bilbao

Joseba Segura, obispos de Bilbao, lo tiene claro: “No se puede ser cristiano y conservador”. Unas palabras que ha pronunciado en una entrevista con El Economista, en la que ha analizado su visión de la sociedad actual, subrayando su preocupación por las diferencias cada vez más notables entre clases.



“Si uno es obispo tiene la responsabilidad de mantener la comunión con la Iglesia universal y en cierta manera renuncia a su forma de entender la vida natural. Debe escuchar y establecer un diálogo con todos”, ha explicado, matizando que “luego está la dimensión social, en la que oyes planteamientos como las condiciones de trabajo, los salarios de los jóvenes, la vivienda, etc. y uno se da cuenta de que no puede ser cristiano y ser conservador, porque el cristianismo te obliga a tomar en serio la situación de las personas que no tienen la suerte que tú has tenido”.

Control del comportamiento

Asimismo, Segura ha señalado que “en un momento de transición en la Iglesia católica en Europa, especialmente en España, porque se ha abandonado la fe tradicional de padres y abuelos” y en la que “se ha dado una transformación cultural en la que elementos tradicionales han cambiado de manera rápida, como la consideración social del papel de la mujer en la Iglesia y la percepción de valores como la vida desde la concepción, la crítica a planteamientos de eutanasia, etc. A esto se une que todo lo que tiene que ver con que la identidad, no solo la de género sino también la sexual, se define por tu propia voluntad”.

En este sentido, ha subrayado que el concepto de libertad está fuertemente amenazado por las redes sociales. “Es una contradicción”, ha dicho, porque “a través de las redes estamos dando una capacidad de controlar comportamientos que nunca nadie ha tenido”. “Se dice que la Iglesia católica ha sido controladora y que ha tenido un peso social importante a la hora de orientar conductas”, ha explicado, “pero ahora no hay legislación para regular este fenómeno nuevo. Las pantallas están sustituyendo las relaciones personales y éstas no producen el impacto de vínculos y de felicidad, porque la clave de la felicidad son las relaciones humanas”.

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