El cardenal Marto llega a la PEJ para que los jóvenes sean “constructores de paz”

El monasterio de Santo Domingo de Bonaval acoge el acto de recepción del legado pontificio con la participación del presidente de la Xunta de Galicia y el alcalde de la ciudad

La iglesia del antiguo monasterio de Santo Domingo de Bonaval, sede del actual Museo del Pueblo Gallego en Santiago de Compostela, ha sido el lugar elegido para recibir oficialmente al legado pontificio de la PEJ 2002. El papa Francisco ha enviado como su representante al cardenal portugués Antonio Augusto dos Santos Marto, obispo emérito de la diócesis de Leiria-Fátima.



Entre las autoridades que han intervenido en la recepción al purpurado en el templo compostelano han estado José A. Sánchez Bugallo, alcalde de Santiago, y Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia. También ha recibido al cardenal al arzobispo local, Julián Barrio, y el obispo Arturo Ros, en representación de la Conferencia Episcopal.

Un momento crítico de la historia

El legado agradeció las palabras de las autoridades y relató la “emoción” que le ha producido llegar a Santiago cada vez que ha hecho el Camino. Con los versos de una poetisa portuguesa rememoró los sentimientos de los “hombres y mujeres que a lo largo de los siglos llegaron a Compostela, desde diferentes partes de Europa y del mundo, para abrazar al Apóstol y experimentar su testimonio de fe”, como fue el caso de la reina santa Isabel de Portugal. El cardenal se ha mostrado “unido y solidario con la Iglesia y toda la humanidad, en este momento crítico de la historia, para confiar sus dramas, angustias y preocupaciones, necesidades y anhelos, a la intercesión del Apóstol”. Por ello espera “para avivar las energías espirituales de los jóvenes y fortalecerme con ellos”.

Martos destacó el “camino sinodal” que está viviendo la Iglesiallamada a una reforma evangélica y al descubrimiento de nuevos caminos, métodos y medios y de nuevos lenguajes para el anuncio del Evangelio a un mundo nuevo en ebullición”. Un camino que se produce en medio del “drama de la postpandemia y la guerra a las puertas de Europa con impredecibles consecuencias globales, especialmente para los más pobres, a nivel político, económico, social y ecológico”. Para el cardenal “el mundo no es ni será el mismo que antes de la pandemia y la guerra en Europa, una realidad que nos parecería imposible e intolerable. Pero el orgullo y la ambición del hombre no cesa de sorprendernos, aunque la voluntad de algunos ponga en peligro el presente y el futuro de toda la humanidad”, apuntó.

Constructores de paz

Por ello invitó a testimonio que “los jóvenes, que somos el presente y el futuro de la Iglesia y del mundo, queremos la paz, deseamos la paz y haremos todo lo posible para trabajar por ella”. “Hemos venido a Compostela a encontrarnos, a compartir nuestra fe, pero también unidos por un mismo propósito: queremos ser constructores de paz. Unidos por la misma fe, por la misma solidaridad y por la misma responsabilidad, queremos ser constructores de un mundo sin guerras, sin odios, sin discriminaciones raciales, un mundo fraterno, donde nadie se quede atrás”, reclamó.

En este sentido, alabando la tradición europea de la peregrinación, felicitó a todos porque Santiago de Compostela “se ha convertido en capital espiritual de los jóvenes europeos, cruce de encuentro y escuela de universalidad y fraternidad”. Y mirando a la JMJ 2023 de Lisboa recalcó a todos los jóvenes: “¡Allí os esperamos, de corazón y con los brazos abiertos!”  

Abrazo al Apóstol

Tras el acto de bienvenida, las diferentes autoridades –incluyendo al nuncio Bernardito Auza o al presidente de la conferencia Episcopal, Juan José Omella– han realizado una peregrinación simbólica del último tramo del Camino Francés desde el monasterio hasta la catedral, con el acompañamiento de la Banda de Gaitas de Ourense. En este pase ha estado presente la Cruz de los Jóvenes, la entrada a la catedral no se realizó por la Puerta Santa, sino por la Puerta de la Azabachería.

Ya en la catedral, el cardenal Martos, acompañado por el arzobispo de Santiago, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el nuncio, el presidente de la Xunta y el alcalde de Santiago bajaron a rezar a la Tumba del Apóstol. Tras un momento de oración, desde el presbiterio se animará una breve celebración que concluirá con el abrazo a la imagen del Apóstol.

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