Chile: volvió la tradicional fiesta de Cuasimodo

  • En varias diócesis regresaron las caravanas a caballo para llevar la Eucaristía a enfermos y ancianos distantes
  • El Cardenal Aós dijo que “no se hace por folclore sino por una fe profunda”

Es una colorida celebración tradicional: llevar la Eucaristía a enfermos y ancianos que no han podido participar en las celebraciones de Semana Santa. Se realiza el domingo siguiente al Domingo de Resurrección, permitiendo así que cumplan el precepto de comulgar por Pascua de Resurrección. Toma su nombre del inicio del ‘Introito’ de este domingo: “Quasi modo genti infantes…”



El sacerdote va en una carreta, adornada con globos y guirnaldas expresivos de la alegría de la resurrección, escoltado por ‘huasos’ a caballo que cubren su cabeza con un pañuelo blanco, por respeto al Cristo Sacramentado no usan sombrero; cubren su ropaje típico con una esclavina de color amarillo. Predominan el blanco y amarillo, colores de la bandera del Vaticano que suelen llevar muchos acompañantes, además de la chilena.

Esta caravana recorre un circuito previsto, a lo largo del cual enfermos y ancianos esperan para recibir la Comunión. Allí llega el sacerdote y las decenas de acompañantes que lo escoltan. Hay cantos, oración, en un clima de mucha alegría.

Organizados en cofradías

Fiesta típica de la zona central del país hunde sus raíces en los últimos años de la Colonia e inicios de la República, a comienzos del siglo XIX. Durante su visita a Chile, san Juan Pablo II, en 1987, la declaró “un verdadero tesoro del pueblo de Dios”.

Aunque predomina en parroquias rurales, en ciudades los escoltas suelen ir en bicicleta y vehículos motorizados, también con llamativos adornos. Los ‘cuasimodistas’ están organizados en cofradías que se preparan durante el año. Ellos dicen que en esta fiesta “corren a Cristo”, llevándolo a quienes lo esperan.

Este año, en la diócesis de Temuco las parroquias de Chol Chol, Victoria, Lumaco, Capitán Pastene y Labranza vivieron con gran entusiasmo esta fiesta después de dos años impedidos de celebrarla. En la diócesis de Rancagua hubo Cuasimodo al menos en Pichilemu, Quinta de Tilcoco y en un sector popular de la ciudad de Rancagua. Claudio Fuenzalida, párroco de Pichilemu, dijo que después de la Misa “salimos a visitar cerca de 40 enfermos del sector urbano de la Parroquia Inmaculada Concepción”.

En varias comunas de Santiago también se “corrió a Cristo”. Algunas tienen una tradición ya sólida que ahora se ha recuperado. Este año el arzobispo, cardenal Celestino Aós, encabezó la celebración en la comuna de Renca. Allí, su Alcalde, Claudio Castro, presente en el inicio de la peregrinación, dijo que esta fiesta “es un orgullo para nuestra comuna. Este 2022 cumple 180 años, y hace un par de años logramos que fuera declarada patrimonio inmaterial. He podido conversar con varias de las personas que están reunidas aquí y me dicen que para todos es muy importante volver a realizarla de manera presencial. Forma parte muy importante de su identidad y de su historia”, aseguró Castro.

Ser ejemplo con hechos

El arzobispo, a bordo de un carruaje tirado por caballos construido a fines del siglo XIX, fue acompañado por alrededor de unos 200 cuasimodistas, jinetes y ciclistas. Otros cientos salieron a presenciar la colorida caravana. Algunas familias llevaron a sus hijos enfermos al paso de la procesión, en una impactante muestra de fe en el poder sanador del Santísimo Sacramento.

Aós llegó a la capilla Nuestra Señora de Guadalupe donde dio la Comunión a varios enfermos. Allí señaló que cada cristiano tiene que convertirse “en una custodia viviente que lleve a todas partes la presencia del Señor”. Agregó que “a los cristianos los saludaban, en las primeras comunidades diciendo ‘mirad cómo se aman’. En este Chile, donde hay crispación, hay violencia, seamos nosotros personas de paz, personas de diálogo, y que nos puedan señalar diciendo: ‘mirad cómo se quieren, cómo saben tratarse, cómo cuidan a sus enfermos, mirad cómo cuidan y valoran la vida de sus hijos, incluso todavía en el seno de sus madres. Que nosotros podamos ser ejemplo, no tanto con las palabras, sino con los hechos”, dijo el Cardenal.

En otra detención Aós afirmó: “Los que participan saben que esto no es un desfile ni un teatro, sino que es una profesión de fe”. Agregó: “Hay algo más, porque simplemente por folclore no se hacen estas cosas. Hay una fe profunda y un misterio, y ellos ven que el misterio está”, indicó.

En la capilla de Guadalupe, el fervor de los feligreses, la gran mayoría adultos mayores y algunos de ellos con muletas, era notorio. “Nos sentimos muy bendecidas. Esperábamos que llegara y con los pañuelos le dimos la bienvenida al Señor que vino a visitarnos”, expresó Sara Villalobos quien, junto a otras tres mujeres mayores agitaban sus pañuelos.

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