El cardenal Pironio, creador de las JMJ, más cerca que nunca de los altares

Francisco aprueba el reconocimiento de las virtudes heroicas del purpurado argentino

El cardenal argentino Edoardo Francesco Pironio toma velocidad de crucero para subir a los altares. Durante la audiencia concedida hoy al cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Papa ha autorizado promulgar el decreto de virtudes heroicas del purpurado bonaerense conocido por ser el creador de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) que popularizó Juan Pablo II.



Nacido en el 3 de diciembre de 1920 en Nueve de Julio (Argentina) y fallecido el 5 de febrero de 1998 en Roma (Italia), Pironio es considerado uno de los principales impulsores de las reformas promovidas por el Concilio Vaticano II. De hecho, fue padre conciliar en dos sesiones en su etapa como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de La Plata. Además también fue clave en el arranque e impulso de la Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en tanto que fue su secretario general y presidente. Así, resultó determinante en la Conferencia de Medellín donde se ratificó la opción preferencia por los pobres de la Iglesia en el continente.

La llamada de Roma

Tal era su reconocimiento en todo el orbe católico que Pablo VI le fichó en 1975 como prefecto de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, justo en un momento en el que la situación política en Argentina le llevó a ser amenazado de muerte. Juan Pablo II renovó su confianza en él nombrándole presidente del Pontificio Consejo para los Laicos.

En su deseo de renovar la pastoral eclesial, le planteó al Papa polaco la posibilidad de reunir a los jóvenes de todo el mundo en un encuentro internacional que renovara su ardor misionero. Fue el germen de las Jornadas Mundiales de la Juventud que se han convertido en referente de la labor evangelizadora de la Iglesia entre las nuevas generaciones.

Además, el purpurado es apreciado también por poner las bases del pensamiento de Jorge Mario Bergoglio, en lo que a la teología del pueblo se refiere. Lo cierto es que Francisco siempre ha admirado a Pironio, tanto desde el punto de vista intelectual como en su ejemplaridad creyente. Tanto es así que el testimonio del propio Papa se recoge en la ‘positio’ del nuevo venerable por la santidad cotidiana que él toco de primera mano.

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