El volcán de La Palma ‘se apaga’ en Navidad: Jesús nace entre cenizas

Domingo Guerra

Párroco de Nuestra Señora de Bonanza y la Sagrada Familia en Tajuya (El Paso)

Desde hace unos días, vivimos una alegría contenida, esa alegría contenida del Adviento. Desde que el volcán comenzó a rugir, cada vez que en la misa diaria les decía: “El Señor está con vosotros”, apenas contestaban. Ayer, por primera vez, noté que lo volvían a decir con ganas. Es signo de que algo está cambiando. “El volcán se duerme y ustedes se despiertan”, les comenté.



Y es cierto. Se nota que hay una esperanza real de que, antes o después, la gente pueda volver a sus casas con precaución y de que quienes lo han perdido todo comiencen a reconstruir sus vidas. Las autoridades están poniendo de su parte para lograrlo, como un plan para crear 1.400 empleos que permitan reactivar la economía de la isla.

Este año más que nunca, el hecho de que el Niño Jesús nazca va a convertirse en un verdadero horizonte nuevo para el valle de Los Llanos de Aridane. Cuando el 14 de diciembre el Cumbre Vieja se silenció y los vulcanólogos nos dieron diez días de plazo para confirmar que no se reactivaría, todos miramos el calendario y confirmamos que el punto de partida para volver a empezar era la Nochebuena. Dios se encarna también en esta realidad que comienza y que no es fácil de poner en marcha, porque exige cabeza, sensatez y responsabilidad por parte de todos. Pero, sobre todo, ilusión de futuro.

Alberto Hernández

Vicearcipreste de Los Llanos de Aridane. Párroco de La Laguna, Todoque, Las Manchas y Puerto Naos

Nunca como en esta Navidad podremos experimentar en carne propia lo que significa la solidaridad de Dios con nuestra pobreza y nuestra necesidad. Igual que nosotros estamos en casas prestadas, pidiendo techo a nuestras familias y nuestras amistades, también el Señor nace en una casa prestada, en un contexto de pobreza y de adversidad. Desde la sobriedad, el nacimiento de Jesús es una caricia de Dios para La Palma.

Cuando contemplamos la estampa que nos dibuja el evangelio que proclamamos en la Nochebuena, podemos encontrar tantas similitudes con nuestra situación actual… No son pocos los que han tenido que huir de su tierra, los desalojados estamos en pueblo extraño, algunos han buscado posada y se les han cerrado puertas y oportunidades…

Si queremos, los creyentes podemos experimentar en estas fiestas esa cercanía de Dios, que con su nacimiento quiso vivir a nuestro lado las heridas y sufrimientos como los provocados por el volcán. Dios no es indiferente a los dramas de la humanidad, sino que los asume como propios haciéndose niño, haciéndose vulnerable, desde el primer instante.

Jorge Concepción Feliciano

Arcipreste de Los Llanos de Aridane, delegado arciprestal de Cáritas y párroco de Tazacorte

Durante tanto tiempo hemos esperado que el volcán dejara de expulsar lava, que ahora, cuando parece que definitivamente se ha parado, es inevitable que surjan las dudas de si realmente todo ha terminado. Ha habido tanto destrozo y tanta tragedia que impide afrontar esta noticia con una alegría desbordante. La tristeza está ahí, latente en todos los palmeros.

Muchos están decepcionados porque ven que las ayudas públicas no han llegado cuando verdaderamente se necesitaban, otros han comprobado que no van a cubrir el cien por cien de lo perdido… En Cáritas hemos echado el resto, buscando la manera de acompañar a todo aquel que necesita cualquier tipo de ayuda, sea material, psicológica o espiritual. Como Iglesia, estamos intentado salir al paso de las necesidades que van surgiendo.

Por ejemplo, entre las iniciativas más recientes que se han puesto en marcha, está echar una mano a los pescadores afectados para pagarles al menos parte de la seguridad social y que no se vean sin nada. Pido al Señor que nos dé sabiduría para orientar a los palmeros, para ser denuncia profética, para abrir caminos de esperanza en esta etapa que se abre y que tendrá mucho de reconstruir, pero también de duelo por lo perdido.

Lea más:
Noticias relacionadas
Compartir