Huellas de papel hacia Compostela

Darío Villanueva cita al alemán Johann Wolfgang Goethe: “Europa nació en la peregrinación y la cristiandad es su idioma materno”. Y ya parece que está todo dicho sobre el Camino de Santiago. Pero la cita es solo el eje a partir del cual el comisario de ‘Xacobeo. Las huellas del Camino’, la exposición recién inaugurada en la Biblioteca Nacional de España con motivo del Año Santo Compostelano, ha concebido la muestra: “Mi propósito ha sido contribuir a la divulgación de lo mucho que, a lo largo de un milenio, el camino de los caminos ha aportado a los pueblos de Europa, sin cerrar las puertas, sobre todo en los últimos años, a peregrinos de todo el mundo”.



Son dos centenares de piezas que invitan a reflexionar, a sentir, a descubrir la profunda huella –y según las múltiples acepciones del Diccionario de la Lengua Española de la RAE– que el “gran itinerario cultural europeo”, como reconoció el Consejo de Europa en 1987, ha dejado en más de nueve siglos.  “Aspira desde su propio título a ofrecer poliédricamente una selección de piezas significativas de esas facetas históricas, culturales, artísticas, literarias, sociológicas, políticas, antropológicas, geográficas, paisajísticas y vivenciales, que la peregrinación a Compostela ha producido y produce”, explica el comisario.

Todo ese ingente legado del “Camino de Europa” responde, según lo ve Villanueva, a la octava de las acepciones de Huella, la más americana de todas, y la que abre el primer ámbito: “Camino hecho por el paso, más o menos frecuente, de personas, animales o vehículos”. Recurre ahí al tesoro cartográfico, con el Mapamundi de la diáspora apostólica, que recoge el Beato de la catedral de Burgo de Osma, copiado e iluminado en Sahagún hacia el año 1086, o también la Geograhia de Ptolomeo, impresa en 1513 por Martín Valdés en Müller y dedicada al emperador Maximiliano, considerada el primer atlas del mundo moderno, que “incluye una Tabula Moderna et Nova Hispaniae en la que no podía faltar el trazado del Camino de Santiago”.

Nombre propio

El catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Santiago de Compostela, director de la Real Academia Española entre 2015 y 2019, aclara: “El Camino de los caminos, este Camino por antonomasia, yo lo escribo con mayúscula, porque creo que es un nombre propio. Además, cuando se dice Camino, así con mayúscula, es el Camino de Santiago y no ningún otro”. Sin embargo, frente a la amplitud de la huella cartográfica, sostiene que sería “más exacto que hablar de camino en singular, hacerlo siempre en plural”.

Y es que, como apunta, “se han identificado y mencionado en torno a trescientos caminos que desde otros tantos lugares de Europa conducen a Compostela”. Suman entre todos 80.000 kilómetros de rutas recorridas desde el siglo IX, cuando Alfonso II el Casto peregrinó desde Oviedo para postrarse ante la primera invenio. Es decir, el primer hallazgo del enterramiento de Santiago el Mayor, que el obispo Teodomiro comunica al rey en el año 813”.

La segunda invenio, el segundo descubrimiento, el que el canónigo Antonio López Ferreiro hizo de la tumba en el siglo XIX, “oculta primero y perdida después, como consecuencia de la decisión que, a finales del siglo XVI, el obispo san Clemente tomó para proteger tan valiosas reliquias ante las incursiones desde la costa de Francis Drake”, como describe Villanueva, da pie a un culto al Apóstol “cuyas consecuencias más significativas fueron el desencadenamiento en toda Europa de un fervor expresado mediante el impulso irrefrenable por peregrinar al Finisterre compostelano”.

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