Alberto Núñez Feijóo: “Apuesto por que el Papa vendrá a Santiago”

Presidente de la Xunta de Galicia

Núñez Feijóo no ha tenido margen para celebrar su reelección como presidente del Partido Popular de Galicia. Arrasó por quinta vez con el 98,3% de los votos en estos comicios internos. Nadie se presentó como alternativa. Con esa confianza, hace un año logró la mayoría absoluta en las urnas para seguir cuatro años más como presidente de la Xunta.



Su moderación y sentido de la responsabilidad le hacen no lanzar nunca las campanas al vuelo. Tampoco el botafumeiro. De la lucha contra la pandemia ha aprendido a no pecar de triunfalista. Por eso afronta este Xacobeo con cautela y una dedicación completa para hacer del Camino de Santiago, en este 2021, una ruta segura.

PREGUNTA.- ¿Cuántas veces ha hecho el Camino como peregrino?

RESPUESTA.- Íntegramente no he podido hacer nunca la peregrinación. Es mi asignatura pendiente, que tengo que aprobar. He hecho alguna etapa o media etapa, dentro y fuera de Galicia: Logroño, Roncesvalles…

P.- Tampoco este año, ¿no? Teniendo en cuenta su popularidad, no sé si podría dar más de un paso sin que alguien le interrumpiera…

R.- El Camino hay que hacerlo, al menos en mi caso, en momentos distintos al de mayor afluencia de peregrinos. En cualquier caso, es una experiencia inolvidable. No conozco a nadie, de tanta gente que he visto y sigo viendo en la Plaza del Obradoiro, que se haya arrepentido de hacerlo y que no haya tenido ningún cambio mayor o menor en su percepción de la realidad y de la vida. El Camino es lo que es la vida, y uno y otra son mucho más cortos de lo que pensamos.

P.- Aunque hay quien lo identifique solo como destino turístico externo, es una ruta interior…

R.- Hay una emoción íntima muy personal. Hacer el Camino no es transitar una etapa, es llegar a Santiago y visitar la catedral, tras haber recorrido al menos los últimos cien kilómetros con una mochila a la espalda. Pensemos que hay gente que se ha echado a andar en Roncesvalles, Francia, Alemania, Italia, Portugal…

Trivializar el Camino como si fuera una experiencia turística no tiene sentido. Probablemente, quien así lo concibe no se pone en camino. El que hace el Camino es aquel que quiere tener una experiencia personal, que, por supuesto, viene acompañada también de disfrutar del paisaje, de la gastronomía, de la cultura y de encontrarse con otros.

El Camino seguro

P.- Como presidente de la Xunta, este año más que nunca, el Xacobeo se presenta como camino de salvación, al menos para rescatar a tantos lugares castigados por la pandemia social y económica…

R.- Hay una enorme expectativa en muchísima gente. De enero a mayo, apenas hemos tenido 5.000 peregrinos, pero en una sola semana de julio se han logrado otros 5.000 caminantes. Todavía no hemos podido recuperar la velocidad de crucero que nos gustaría, pero se nota un cambio de tendencia intenso. Hay un antes y un después. La falta de vacunas para los jóvenes y el aumento de la infección en esta franja de edad es más alto del previsto, lo que puede afectar a este crecimiento.

Por eso, desde hace meses establecimos lo que hemos denominado ‘El Camino seguro’, que consiste en dar una póliza de seguro a quienes pernocten en Galicia y tengan alguna dificultad por el coronavirus. No solo se cubre la asistencia sanitaria y la PCR, sino que, en caso de que deban guardar cuarentena, también nos responsabilizamos del hotel durante los 10-14 días.

El objetivo es que vengan a una tierra segura. Eso sí, acompañados de la requerida distancia de seguridad en el camino y la mascarilla. Es la máxima garantía que podemos ofrecer frente un virus para el que no tenemos aún vacunas suficientes.

P.- Antes de la pandemia, en algunos foros preocupaba la masificación del Camino por un exceso de caminantes, y que se perdiera así su esencia…

R.- En 2019, se marcó récord de peregrinos que completaron los cien kilómetros y acreditaron la Compostela, llegando a los 355.000. En 2019, entraron unos 50.000. Este año probablemente no superemos las 120.000 compostelas, pero el año que viene quizá sea un año de eclosión. Dicho esto, el Camino de Santiago no puede ser un parque temático, es el itinerario que cualquier ciudadano realiza hacia su interior, pero también para el encuentro con los demás, para que le acompañen en esa reflexión personal.

Esto supone un compromiso por nuestra parte para cuidar cualquier mensaje que lanzamos a la sociedad para invitar a venir, así como los proyectos y programas culturales, el ocio que se ofrece, las instalaciones… Esto no se puede convertir en un bar continuado. Con respecto a la sostenibilidad medioambiental, hay diez caminos para entrar en Galicia, y todos ellos están documentados y protegidos. Hemos logrado que la presencia se diversifique.

Si en algún momento el Camino francés llegó a aglutinar al 80% de las personas, ahora está en torno al 55%, en favor de otros como el portugués o el del norte. Contamos incluso con una aplicación para conocer la afluencia y, por supuesto, con una red de 80 albergues esparcidos por los itinerarios. No veo un riesgo de masas, lo que no significa que no pueda haberlo algún día. Me preocuparía que el Camino se convirtiera en un parque de atracciones, y haremos todo lo posible para que no sea así.

La primera red social

P.- En un tiempo de plataformas virtuales para fomentar el encuentro y el diálogo, ¿no fue el Camino de Santiago la primera red social de Europa?

R.- Fue y es la primera red social en la que los europeos se encontraron por primera vez y reencontrado cada vez que se retoma. Es más, ahora es una red global, un crisol de culturas en el que lo mismo se saludan unos ingleses con unos alemanes, que con unos coreanos o japoneses. El Obradoiro, desde el año 1004, viene conformando lo que hoy conocemos como Unión Europea.

Es un hecho de enorme trascendencia histórica y política, que nace como algo eminentemente religioso. El Año Santo no existe sin que la Iglesia católica así lo conceda. Todo el pueblo gallego y, en general, el español, estamos muy agradecidos al Papa de que nos haya concedido el don de un año bienal, que está siendo ya determinante para luchar contra el impacto de la pandemia.

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