El arzobispo de Mercedes-Luján pidió sacrificio y compromiso para este momento del país

En esta nueva conmemoración a la Virgen de Luján, Jorge Scheinig presidió la Misa en honor a la Patrona de la Argentina

Después de haber encabezado los actos conmemorativos a la Virgen, el titular de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, brindó la homilía en la Misa de la Solemnidad de Nuestra Señora de Luján.



El Misterio de la Cruz

Jorge Scheinig destacó el momento crucial de la historia de la salvación: Jesús en la Cruz, y junto a Él su Madre y el discípulo amado del Señor, “y en él todos nosotros”. Justamente es en este momento, el Arzobispo recalcó que Dios entregó todo para nosotros, que recibimos a María.

“Estamos urgidos a redescubrir una y otra vez, que nuestra identidad cristiana tiene un nacimiento original y originante en un pacto de Amor hecho en la Cruz, y María está en el centro de esa Nueva Alianza”, aseveró.

La fe mariana del Papa

En su mensaje, el obispo afirmó que el papa Francisco sabe que María es protagonista en la historia de la humanidad por eso está siempre en medio de los pueblos. María acompaña para que hagamos la fiesta del encuentro, de la reconciliación, de la fraternidad.

Desde su opinión, cree entender que el Santo Padre, inspirado en el Evangelio y en el caminar de María, advierte que si bien el mundo está en una encrucijada, todavía está a tiempo de recomenzar… por eso nos propone vivir “la fraternidad universal y la amistad social”.

“Estoy seguro que es una propuesta que él, la ha gestado y madurado también en la fe Mariana, esencialmente la del pueblo latinoamericano y muy especialmente, en la fe del pueblo que peregrina hasta aquí, hasta el Santuario de Luján”, señaló.

Desafíos como Nación

Luego, el Arzobispo enumeró los desafíos que tenemos como país, a partir de la pandemia: familias destrozadas, personas en estado de pobreza y miseria, la necesidad de vivienda y de trabajo, la difícil situación de la educación. Son tiempos dolorosos, y no “podemos dejarnos tentar por el odio y la desunión”, sentenció.

Expresó que como hijos de María de Luján estamos llamados a ser artesanos de la comunión de este país con un proyecto de vida para todas las personas que habitamos “esta Patria bendita del pan”.

Teniendo a María como escuela, el obispo indicó que es urgente ir al encuentro con los otros, especialmente con los más frágiles y pobres, a entregarnos por la comunión y fraternidad de la Argentina. Se trata –dijo– de ser artesanos y gestores de un amor que sostiene, vincula y genera unidad y fraternidad, en la cotidianeidad; de un proyecto compartido que “acepta las diferencias, la diversidad de rostros, de historias, de experiencias, de deseos y de propuestas”.

Le pidió a los laicos especialmente que se comprometan en opciones y decisiones políticas (partidos, movimientos sociales, organizaciones). “Es fundamental que sean capaces de priorizar el diálogo y la fraternidad para una “Cultura del Encuentro”. Hemos nacido como Pueblo de Dios para vínculos profundos y fraternos. “No debemos dejar que el odio domine nuestras mentes y corazones. Y mucho ha hecho y hace la Virgencita de Lujan para sostener a la Patria”, sentenció.

Indicó que los que creemos en Jesús y su Evangelio, los que amamos a María, no podemos mirar para otro lado. “Todos nosotros estamos llamados a ser levadura y fermento para la fraternidad de la Nación”.

Dirigiéndose a María, le pidió a Ella que cuide especialmente a los enfermos, al personal de salud y a quienes trabajan para salir de esta pandemia. Y finalmente, le solicitó a la “querida Madre de Luján que nos ayudes a ser una Patria de hermanos”.

 

Foto: Imagen de la Virgen de Luján en la Iglesia Argentina en Roma
Ricardo Cámpoli, sdb
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