Los tres pilares básicos para una gestión financiera eficiente 

“Es fundamental saber cómo ahorrar, qué factores tener en cuenta en la gestión, no perder el foco del largo plazo y a su vez contar con el dinero necesario para el día a día”, explican desde Alveus – Grupo ETS

A diario planificamos nuestras tareas… Desde qué desayunar, qué hacer de comida, qué tareas terminar o empezar, qué deporte practicar… Es una forma de llevar más y mejor control de las actividades diarias, así como de sentir que aprovechamos bien el tiempo.



No solo planificamos el día, sino que también tenemos planes a medio y largo plazo como en qué casa quiero vivir, qué coche comprar, el viaje que quiero hacer… Toda esta planificación es necesaria para el desarrollo de la vida.

Para poder alcanzar estas metas vitales, “tenemos que administrar conscientemente el dinero del que disponemos. Es fundamental saber cómo ahorrar, qué factores tener en cuenta en la gestión, no perder el foco del largo plazo y a su vez contar con el dinero necesario para el día a día”, señalan desde Alveus – Grupo ETS, iniciativa que surge para ayudar a congregaciones y fundaciones que necesitan respuesta real a sus necesidades en relación con la gestión de sus recursos financieros.

Si el control de las finanzas personales es importante, “tener un buen control de la gestión de una congregación o Institución religiosa con misiones muy concretas y sociales, se hace indispensable. De la Misión pueden depender familias enteras, personas mayores, la educación de muchos niños, etc.”, agregan.

Entonces, ¿qué debe tener en cuenta una congregación o institución a la hora de gestionar? ¿Qué conocimientos mínimos deben de conocer para alinear la gestión con la Misión?

1. Diversificación de la cartera

Es lo que coloquialmente se expresa como “no poner todos los huevos en la misma cesta”. “Diversificar consiste en distribuir el patrimonio a través de inversiones de diferente origen, naturaleza y sector. De esta manera, se puede conseguir rentabilidad en la cartera con una exposición al riesgo más controlada ( objetivo último de la diversificación)”, explican.

Y añaden: “La base de una buena cartera, por tanto, consiste en la reducción de riesgo basada en la diversificación que permite tener exposición a ciertos activos que, de otra forma, no tendrían cabida dado el perfil de riesgo de una congregación/institución”.

2. Gestión de la liquidez

La liquidez es la capacidad de poder convertir en efectivo las diferentes inversiones de manera inmediata y sin incurrir en grandes pérdidas. “Es una palanca a utilizar para obtener rentabilidad. Debe ser tratada como un activo más a gestionar dentro de la cartera, y por supuesto ha de ir de la mano de la misión que tenga la institución”, comentan.

En este sentido, “si la misión requiere de un nivel de liquidez constante o no para el buen desarrollo de la actividad, será un factor clave a la hora de configurar la cartera y decidir qué parte del patrimonio debe ser líquida y qué parte ilíquida”, reconocen.

Una gestión de la liquidez en una congregación podría ser la de prescindir de una parte del patrimonio por un tiempo para acceder a determinadas inversiones que premian dicha iliquidez, alcanzando así niveles de rentabilidad mayores. “Invertir en activos ilíquidos supone tener retenido el dinero un tiempo, para, en muchas ocasiones, conseguir una rentabilidad interesante en un activo que por definición tiene muy bajo riesgo. En estos casos, la rentabilidad se consigue precisamente gracias al compromiso de no mover el dinero por un tiempo establecido”, afirman.

3. No sobrediversificar en entidades de asesoramiento

“Es habitual que desde la institución religiosa se contrate el asesoramiento a una empresa especializada y esta, a su vez, delegue el patrimonio en terceras entidades. En muchas ocasiones, esta forma de gestión tan industrializada supone una sobrediversificación que juega en contra de los intereses de la Misión, pues somete al patrimonio, en general, a unos elevados niveles de comisiones”, dicen desde Alveus.

Además, “no suele abarcar la cartera como un todo único que evite concentrar en riesgos que no benefician a la misión de la institución, y con el tiempo, se incurre en sobrecostes derivados de comisiones, normalmente de fondos de inversión, dado que no se puede acceder a sus clases más baratas”, explican.

“Aunque existen otros puntos importantes a tener en cuenta para una gestión eficiente de los bienes (como pueden ser la gestión de la divisa, el plazo de la cartera o el universo de inversión), estos tres factores explicados son los pilares básicos a aplicar y considerar para alcanzar la sostenibilidad de la Misión en una congregación o institución”, rematan, para acabar preguntando: “¿Están aplicados estos pilares en tu congregación/institución?”.

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