La decisión de Ciudadanos de presentar una moción para desbancar al PP –sus socios de Gobierno de Murcia– y aliarse con el PSOE, ha traído consigo la fractura de la formación naranja, ha desestabilizado otros ‘tangos’ ejecutivos autonómicos de coalición, ha desembocado en una convocatoria de elecciones autonómicas en Madrid por parte de Isabel Díaz Ayuso, y ha propiciado la salida de Moncloa del vicepresidente Pablo Iglesias con el fin de reflotar a su partido, Unidas Podemos, en el tapete madrileño.
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Los españoles, espectadores atónitos. Los obispos, a la par. De ahí que Vida Nueva haya solicitado a quienes llevan el timón del Episcopado español que den una respuesta a esta incertidumbre desde ‘Fratelli Tutti’. Para el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, “deberíamos evitar tensionar más la sociedad con cuestiones que no sean prioritarias o que requieran de un debate sereno y profundo”.
Frente la búsqueda de intereses particulares que subyacen en los movimientos de estos días, su apuesta pasa, como ya señaló en su discurso en la Plenaria de los obispos de otoño, por “hacer política del bien común”.
Alarmado por “la grave crisis” sanitaria, económica, social y espiritual que atravesamos, el cardenal arzobispo de Barcelona apuesta por “evitar distracciones inútiles y polarizadoras que no conducen a la solución”. Desde ahí, invita a unos y a otros a aplicar “formas y métodos concretos” para hacer realidad “la cohesión, la cordialidad y el trabajar unidos”.
Omella presenta la encíclica de Francisco como eje para promover una cultura del encuentro como pueblo “para buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos” (FT 216).
Encomienda a los cristianos
En medio de las tensiones, Omella insta a los responsables de los partidos a ejercitar lo que el Papa denomina el “cultivo de la amabilidad” (FT 222) frente a la tensión, como la estrategia más sana y ética para “lograr consensos y abrir caminos donde la exasperación destruye todos los puentes” (FT 224). “La tarea de reducir la crispación y de promover la cultura del encuentro no solo corresponde a los medios de comunicación y a las figuras públicas, sino también a cada uno de nosotros”, apunta como encomienda a los cristianos.
