Juan Vicente Boo: “Francisco orienta continuamente a los cristianos y la Iglesia hacia el futuro en un tiempo incierto”

El corresponsal de ABC publica ‘Descifrando el Vaticano’ (Espasa, 2021), un manual para conocer lo que se acontece en los sagrados palacios tras la muralla leonina “desde dentro y desde fuera”

Tras el éxito de ‘El Papa de la alegría’ y las ‘Píldoras para el alma’ del papa Francisco, Juan Vicente Boo, el vaticanista del ABC publica ‘Descifrando el Vaticano’ (Espasa, 2021). Un auténtico manual para entender cómo funciona el corazón de la Iglesia. Una sucesión de temas humanos y divinos que el corresponsal ha seguido de cerca los últimos 22 años. Una guía en la que se entremezclan cuestiones históricas, sociales, políticas, comunicativas y espirituales que hacen que una persona corriente pueda colarse en los sagrados palacios y descubrir que se esconde tras la muralla leonina “desde dentro y desde fuera”.



Frente a las “fake news”

PREGUNTA- ¿Es ‘Descifrando el Vaticano’ un manual de primeros auxilios para entender todo lo que implica este nombre propio?

RESPUESTA- Es más bien una “guía” para las personas con interés por el Papa y la vida de la Iglesia, desconcertadas por las “fake news” que se generan en torno a un lugar tan icónico como es el Vaticano. Aspira a ayudar a distinguir las noticias verdaderas de las falsas. Al mismo tiempo, ofrece a los periodistas jóvenes un “manual” que les facilite situarse e informar correctamente de una realidad tan compleja.

P.- En tiempo de la polarización y del cabreo permanente, el libro comienza pidiendo al lector que sonría. ¿Es posible descubrir el Vaticano que se esconde detrás de los tópicos?

R.- No es fácil, pero es posible. En primer lugar es necesario separar netamente la Santa Sede –los organismos que ayudan al Papa en su tarea espiritual y de gobierno de la Iglesia– del Estado del Vaticano –los Museos, la Biblioteca, la Gendarmería, etc.–, que hay que ver de otro modo.

Entre la Santa Sede y el Estado del Vaticano suman 90 departamentos, algunos de los cuales son técnicos o marginales, por mucho que se crean esenciales. Para facilitar la comprensión estructuro el libro en torno a los importantes: lo que llamo “las 12 columnas” en que se apoya el Papa, y “los 7 arcos” que permiten ver desde fuera lo que sucede dentro.

Un mundo complejo

P.- ¿Ha rescatado el pontificado de Francisco cierta curiosidad sobre lo que se esconde en el estado más pequeño del mundo? ¿Debería el Papa leer este libro?

R.- Digamos que la popularidad de Francisco en todos los países y entre todas las religiones ha multiplicado el interés por la actividad de la Santa Sede. En cambio, el interés por los Museos Vaticanos era ya muy alto: ocupan el cuarto lugar entre los más visitados del mundo.

Estoy seguro de que el Papa no necesita leer este libro. Cuando empecé a trabajar en el proyecto le pregunté cómo explicar mejor el Vaticano, pero me respondió con una broma: “¡Ni yo lo sé!”. Por supuesto que lo sabe. Era una broma sobre su complejidad.

Superando las crisis

P.- En el libro se repasan organismos, monumentos, polémicas e, incluso, las funciones que tiene un Papa. ¿Qué es lo más desconocido?

R.- La sobrecarga de informaciones secundarias en torno al Papa lleva a veces a olvidar que su tarea más importante es la espiritual. Es, además, un referente para los jefes de Estado, que hacen cola para verle, y el punto focal del trabajo por la unidad de los cristianos. Promueve la armonía de las religiones y la paz entre los países. Y no digamos nada de la protección de la “casa común”, como se vio por el impacto de la encíclica “Laudato si” en la cumbre del clima de París. Desde hace un año orienta a la humanidad en el camino de superación de las cuatro crisis –sanitaria, económica, ecológica y social– asociadas a la pandemia. Ahí está la encíclica “Fratelli tutti”.

P.- Además de datos organizativos e históricos, el libro tiene algunas miradas personales. Incluso confiesa las “torturas” que sufren los vaticanistas. ¿Por qué no termina de despegar el sistema comunicativo?

R.- Paradójicamente, el sistema comunicativo ha sufrido un paso atrás con la creación del departamento de Comunicación, que ha introducido otro intermediario más entre la Oficina de Prensa y el Papa. En lugar de intentar privilegiar a sus medios públicos, cuya audiencia es y será muy limitada, el Vaticano debería permitir que el director y la subdirectora de la Oficina de Prensa, ejerzan de portavoces para el mundo entero y con rapidez, como en la “época dorada” de Joaquín Navarro-Valls. Por fortuna, aunque la comunicación institucional es mala, el Papa comunica muy bien personalmente. Con sus palabras y con sus gestos.

P.- Aunque la mirada que domina la obra trasciende la actualidad diaria, el último capítulo recoge algunas de las últimas “tempestades” que preocupan a la opinión pública (abusos, transparencia, la tecnología o la alegría del Evangelio en un mundo como el de hoy). ¿Cómo se viven estos retos “desde dentro”?

R.- El papa Francisco nos ha dicho muchas veces que “no vivimos en una era de cambios sino en un cambio de era”. Aunque no lo mencione a cada paso, Francisco orienta continuamente a los cristianos y la Iglesia hacia el futuro en un tiempo incierto en que el mejor modelo vuelve a ser el de los primeros cristianos, basado en la espiritualidad y la caridad. Tenían casi todo en contra pero, siguiendo el “manual” del Evangelio, dieron un vuelco a la cultura materialista y violenta del Imperio Romano.

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