Falleció el sacerdote mexicano Benjamín Bravo, uno de los pastoralistas más reconocidos a nivel continental

El presbítero dejó un gran legado en materia de Pastoral Urbana, en el que no concibe una Iglesia en salida sin “saborear, tocar lo agrio y sabroso de una ciudad”

El sacerdote mexicano, Benjamín Bravo Pérez, especialista en Pastoral Urbana de la Arquidiócesis Primada de México y profesor de la Universidad Pontificia de México, falleció este lunes 8 de febrero, a la edad de 80 años.



Vida Nueva entrevistó en varias ocasiones a este gran pastoralista, quien aseguraba que para realizar una buena Pastoral Urbana, la Iglesia está obligada a salir y palpar la realidad de la ciudad, no sólo verla o analizarla desde fuera, pues, “la ciudad es un libro de enseñanza, una fuente de aprendizaje“.

A su edad, Benjamín Bravo todavía se encontraba muy activo: impartía conferencias, daba cursos en línea y colaboraba activamente en la publicación digital Pastoral Urbana México, consciente de que el trabajo de la Iglesia en este ámbito no progresará, no tendrá futuro, si no se parte del hecho de “saborear, tocar lo agrio y sabroso de una ciudad”.

Fue él quien en México hizo eco del interés del papa Francisco, quien, desde Buenos Aires, buscó en su momento que a través de esta pastoral, el Evangelio se convirtiera en alegría para los conglomerados urbanos, donde suelen ser más comunes “la tristeza, la frustración y lo negativo del ser humano”.

La ciudad habla

Para Benjamín Bravo, salir a la ciudad es una condición para que el Evangelio tenga realmente un impacto en la actualidad: ¿Qué es lo que enseña la ciudad?, ¿qué es lo que le está diciendo a la Iglesia?, se cuestionaba.

La respuesta a estas preguntas –decía– debe darse con una actitud samaritana; es decir, “encontrarse con el otro que, de alguna manera, le pica a uno el cuerpo más que la razón; y le pica a uno sus sentires, más que sus teorías; y lo lleva a que conecte con ese otro que está tirado, con los sobrantes, con los no ciudadanos o los ciudadanos a medias que se encuentran sobre todo en la ciudad”.

Exhortaba a los sacerdotes a salir a las calles para palpar la pluralidad cultural. “Antes se decía que todo mundo era católico, el 90% u 80%, sobre todo en América Latina y el Caribe, pero eso ya no existe. Los bautizados se dicen católicos, pero su sentido último, por así decirlo, su sentido de vida, está puesto en otro tipo de pensamientos y actitudes”.

Un gran legado

Benjamín Bravo coordinó el libro “La alegría del Evangelio para las grandes ciudades”, editado por PPC, el cual consta de más de 400 páginas, y es una compilación de las ponencias expuestas durante el I Encuentro Continental de Pastoral Urbana, celebrado en octubre de 2018, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, y en el que hubo cerca de 1,900 participantes.

Fue a raíz de este Encuentro Continental de Pastoral Urbana que se creó en México una importante red de información conformada por especialistas de diferentes localidades de México, y algunas ciudades de América del Sur y Europa, en la que el padre Benjamín Bravo participaba fervientemente.

Para compartir las experiencias de esta red de especialistas en el ámbito de la Pastoral Urbana, se creó también la página web Pastoral Urbana México en la que se publican reflexiones; “somos personas que estamos convencidos de que Dios habita en la ciudad, y por ello salimos a develar su presencia desde una mirada integradora de la fe, la ciencia y la cultura”, explicó a principios del 2020.

Además, dentro del sitio web, se publican también cuadernos formativos con una periodicidad trimestral. Los cuadernos son de lectura gratuita, y constan aproximadamente de 50 páginas; la mitad de ellas dedicadas a la teoría y la otra a experiencias.

Consejos para la pandemia

Entrevistado también por Vida Nueva a principios del confinamiento en México a causa de la pandemia, Benjamín Bravo advirtió que la crisis sanitaria y el consecuente aislamiento en el que se encuentran millones de familias en todo el mundo, comenzaba a generar en muchas de ellas una pérdida en el sentido de su vida, y esto, a su vez, un nuevo despertar del sentido religioso en la sociedad.

“Ahora no es que todo el mundo hoy diga la palabra ‘Dios’, “pero sí empiezan a reconciliarse entre parientes, a encontrarse como esposos, a convivir más con los hijos. Por eso, en esta situación que estamos viviendo, cada familia puede ser un infierno o un principio de cielo”, decía.

El sacerdote auguró que dicho despertar religioso se verá de manera más clara en unos meses, una vez que la gente tenga más confianza de salir a la calle, y la Iglesia católica debe estar preparada para atender la demanda.

“Dentro de unos meses vamos a presenciar un despertar brutal del sentido religioso, y éste debe encontrarse con una Iglesia testigo, con una Iglesia católica que responda a sus inquietudes”.

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