El Papa advierte en la audiencia del peligro de “las propuestas ideológicas que quieren salvar a un pueblo y acaban destruyéndolo”

“Recordar es una expresión de humanidad, recordar es una condición para un futuro mejor de paz y de fraternidad”, asegura en el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto

El papa Francisco, en la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico

Hoy se cumplen 76 años de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz por parte del Ejército Rojo. Esta efeméride se conmemora con el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, que el papa Francisco tuvo presente en la audiencia general que presidió este miércoles sin público en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.



“Recordar es una expresión de humanidad, recordar es una señal de civilidad, recordar es una condición para un futuro mejor de paz y de fraternidad. Recordar es también estar atentos porque estas cosas pueden suceder otra vez, comenzando con las propuestas ideológicas que quieren salvar a un pueblo y acaban destruyendo al pueblo y a la humanidad”, dijo el Pontífice, que pidió no olvidar “cómo comenzó el camino de muerte, de exterminio y de brutalidad” que supuso el régimen nazi.

Obediencia y creatividad

En su catequesis, dedicada a la oración con las Sagradas Escrituras, Jorge Mario Bergoglio explicó que la vida cristiana se sustenta al mismo tiempo en “la obediencia y en la creatividad”. Un buen cristiano, por tanto, debe ser obediente “porque escucha la Palabra de Dios”, pero también “creativo” al “tener dentro al Espíritu Santo” que le impulsa a “llevarla hacia adelante”.

Francisco destacó que las Sagradas Escrituras no pueden ser leídas como si se trataran de “una novela”, pues han de ser acogidas “por una persona que reza, haciéndolas brotar en su corazón”. A todos los creyentes les pasa alguna vez, aseguró, que aunque han escuchado muchas veces un pasaje de la Escritura llega un día en que ese texto “de repente me habla e ilumina una situación que estoy viviendo”. Para ello “es necesario que yo, ese día, esté ahí, en la cita con esa Palabra. Todos los días Dios pasa y lanza una semilla en el terreno de nuestra vida”.

La memoria del corazón

En su meditación, el Pontífice advirtió sobre el peligro de “instrumentalizar la Biblia” o acercarse a ella con “segundas intenciones”. “El creyente no busca en las Sagradas Escrituras el apoyo para la propia visión filosófica y moral”, dijo, para confesar a continuación que a él le “fastidia” cuando un cristiano recita de memoria versículos de la Biblia como si fuera “un papagayo”. “No es un problema de memoria, sino de la memoria del corazón”. Las Sagradas Escrituras se leen para que estas “nos lean a nosotros”, aseguró el Papa, insistiendo en que la Biblia “no está escrita para una humanidad genérica, sino para todos nosotros, hombres y mujeres en carne y hueso, para mí”.

Al analizar la oración con las Sagradas Escrituras, destacó el ejemplo de la ‘lectio divina’. “Se trata ante todo de leer el pasaje bíblico con atención, diría con ‘obediencia’ al texto, para comprender lo que significa en sí mismo”. Luego se entra “en diálogo con la Escritura, de modo que esas palabras se conviertan en motivo de meditación y de oración: permaneciendo siempre adherente al texto, empiezo a preguntarme sobre qué ‘me dice a mí’. El último paso de la ‘lectio divina’ es la contemplación”.

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