José Antonio Rosas: “Existe algo demoníaco en el negacionismo ante las vacunas contra el coronavirus”

La Academia de Líderes Católicos Latinoamericana ultima una Conferencia Internacional en la que pondrá sobre la mesa tanto la relevancia de la responsabilidad social a la hora de vacunarse contra el coronavirus, como las aristas económicas de la mayor campaña de inmunización que ha vivido el planeta.

El coloquio tendrá lugar el próximo 19 de enero con la participación de Vida Nueva. Al frente de todo el engranaje de este encuentro está José Antonio Rosas, director general de la Academia de Líderes Católicos. En una entrevista a este portal digital, Rosas se muestra convencido de que “es moralmente obligatorio vacunarse”.



En el acto participarán, entre otros, el cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, que reflexionará sobre esta cuestión desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia.

Asimismo, se contará con la exposición de la medicina por parte de Katarina le Blanc, miembro de la Pontificia Academia para la vida y profesora de la División de Inmunología Clínica del Instituto Karolinska de Estocolmo. Por otra parte, Luis Enrique García Rodríguez, ex presidente ejecutivo del Banco de desarrollo de América Latina, analizará el impacto económico y social del coronavirus.

PREGUNTA.-¿Qué les ha llevado a dar un paso al frente para organizar este coloquio? ¿La falta de confianza de la opinión pública en la vacuna?

RESPUESTA.- En primer lugar nos ha motivado la invitación que ha hecho el Papa Francisco a apoyar la campaña de vacunación a nivel mundial. Vemos con mucha preocupación como parte del escenario de altísima polarización en nuestros países, donde se envenena a las personas con disparatadas teorías de conspiración, se está difundiendo una campaña en contra de las vacunas. Creemos sinceramente, con el Papa Francisco, que acciones tan sencillas como promover la vacunación puede salvar miles de vidas.

P.- ¿Vacunarse contra el coronavirus puede considerarse una manera de aplicar en primera persona la encíclica ‘Fratelli tutti’?

R.- Me parece que es la consecuencia natural de nuestra fe. Quien se niega a vacunar pone en riesgo las vidas de muchas personas, lo cual es profundamente egoísta. Los cristianos estamos llamados a cuidar y defender la vida. No puedo entender como algunos dirigentes provida al mismo tiempo que siguen obsesionados con el tema del aborto, el cual es un crimen que ciertamente hay que denunciar, al mismo tiempo muchos de estos grupos o personajes siembran dudas y desconfianza sobre las vacunas. Pareciera que el concepto y valor de la vida para ellos, fuera solo un concepto relativo en la medida de una lectura ideológica.

P.- El Papa ha confirmado que se vacunará la semana que viene, en cuanto las dosis lleguen al Vaticano. Es más, ha calificado de “negacionismo suicida” el hecho de negarse a la inoculación. Por esa regla de tres, si es un acto suicida, para un católico, ¿sería un pecado no vacunarse?

R.- En la conferencia que tendremos el próximo martes, vamos a abordar estos temas desde una mirada multidisciplinaria. En lo personal, yo creo que es moralmente obligatorio vacunarse. Pero para llegar a esa afirmación, le hemos pedido que nos ayuden a reflexionar tres expertos. En primer, el cardenal Sean O’Malley, un pastor con un autoridad mundial por su coherencia en el combate a los abusos, que lo abordara desde el magisterio social de la Iglesia y de la teología moral. Después contaremos con una de las inmunologas más importantes a nivel mundial, una científica sueca quien desde la medicina nos responderá inquietudes acerca de la certidumbre y seguridad de la vacuna.

Y finalmente, tendremos a un connotado dirigente económico de América Latina, Enrique García quien estuvo al frente del Banco de Desarrollo más importante en la región, para respondernos inquietudes como el acceso de las vacunas en los países más pobres y el impacto que ha tenido la pandemia en toda nuestra región.

P.- ¿Se puede ser cristiano y negacionista de la actual pandemia?

R.- Creo que en ese sentido reflejaría a un cristiano que ha privilegiado la ideología por encima de la realidad. Un cristiano ideologizado que es capaz de asesinar indirectamente a otras personas por un sesgo ideológico.  Y eso es traicionar nuestra fe.

P.- Uno de los ponentes en el encuentro es el cardenal Sean O’Malley, que también ha sido uno de los primeros cardenales del planeta en recibir la primera dosis. Al igual que ha sucedido con otros líderes mundiales, ¿los pastores tienen que ejercer de referentes en este sentido?

R.- Sin duda alguna, hoy la Iglesia Católica a través de sus liderazgos (tanto de la jerarquía como de los laicos) tenemos la obligación y el deber de contribuir a que todas las personas se vacunen. Es un acto tan sencillo el vacunarse, pero tan trascendente. No puedo dejar de pensar que existe algo demoníaco, el hecho de que haya gente promoviendo el negacionismo a costa de miles de vidas.

P.- En general, la rapidez con la que se ha desarrollado la investigación y producción de la vacuna, lejos de despertar elogios de la capacidad de los científicos de poner remedio a la pandemia, se ha teñido de dudas y falta de confianza. ¿Vivimos en un tiempo donde la cultura de la sospecha y del rumor tiene más fuerza que la verdad?

R.- Vivimos ciertamente tiempos muy complejos de desconfianza y también de polarización. Es necesario recordar uno de los principios que al inicio de su magisterio el Papa Francisco nos invito a construir en el tejido social: “La realidad es superior a la Idea” y “Y la unidad es superior al conflicto”. Para esto, tenemos que renunciar a burbujas ideológicas y encontrarnos con el otro.

P.- Una y otra vez, el Papa Francisco ha hecho un llamamiento a que haya “vacunas para todos”. ¿Cree que la comunidad internacional, los diferentes estados y multinacionales de verdad van a estar a la altura y van a hacer realidad el acceso universal a la vacuna?

R.- Es el desafío de nuestro tiempo. Pareciera muchas veces que el egoísmo muchas veces expresado en el mercado es muy poderoso, pero DIOS SIEMPRE PUEDE MAS. Con esa confianza, tenemos que activarnos todos, para promover el acceso universal de las vacunas, para presionar a que los gobiernos solidaricen con los más pobres, incluyendo países pobres. Y para ello, empecemos por promover que todos nos vacunemos.

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