Responsables diocesanos de Cáritas explican cómo la pandemia potencializó la creatividad de la Iglesia en México

Del 14 al 18 de diciembre, la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS)-Cáritas Mexicana lleva a cabo una serie de conversatorios virtuales en los cuales algunos responsables diocesanos de Cáritas han relatado sus experiencias durante la pandemia.



Entre las Cáritas diocesanas que han participado están las de Valle de Chalco, Nezahualcóyotl, Celaya, Texcoco y Querétaro.

Raúl Vázquez Araiza, de la Diócesis de Valle de Chalco, aseguró que si bien no fue fácil conformar redes de ayuda entre organizaciones civiles, gobierno e Iglesia, al final se está logrando el objetivo de ayudar a la gente, y ha sido evidente esa “raíz de solidaridad y generosidad” que caracteriza al pueblo mexicano en los momentos más difíciles.

Explicó que en esa diócesis se ha superado la etapa urgente de ayuda, que consistía básicamente en proporcionar alimento a los más necesitados, pues a partir de ahí, se crearon bancos de alimentos; se instalaron comedores comunitarios en las parroquias más pobres, barrios, hospitales y zonas donde hay gente con adicciones.

“Ahora también estamos echando a andar programas de reactivación económica… y estamos recuperando el uso de las plantas medicinales auxiliares ante el Covid-19”.

El acierto del programa jesuita

Por su parte, Héctor Caravantes, sacerdote responsable de Cáritas Nezahualcóyotl, afirmó que en el municipio ya se tienen implementadas de 10,700 Redes Vecinales de Solidaridad (REVES), una propuesta de la Compañía de Jesús que permite atender las necesidades más urgentes de alimentación, salud y atención emocional de la gente.

Además, se ha logrado trabajar de manera coordinada con las autoridades municipales para el reparto de despensas, así como empresas como Bimbo y Nike, que permitieron a la Iglesia dar apoyo a personas discapacitadas del municipio de Ixtapaluca.

Pedro Raúl Guerrero Mujica, sacerdote coordinador de Cáritas Celaya, señaló que también en esa diócesis se echó mano de las REVES, lo que ayudó a detectar a aquellas personas que se encontraban en estado precario, para poder canalizar bien la ayuda.

El sacerdote destacó la creación de una “iglesia samaritana”, mediante la cual, a través de la red social Facebook, publican diariamente el Evangelio, e informan de los lugares de acopio de alimentos y los números telefónicos de psicólogos que dan apoyo emocional a enfermos de Covid-19 y sus familiares.

Celaya también llevó a cabo el programa de Capellanes Covid-19, en el que participan 13 sacerdotes que han estado asistiendo de manera espiritual en hospitales públicos, coadyuvando esfuerzos con la Secretaría de Salud del estado.

El apoyo de Cáritas Mexicana

En tanto, José Samuel Nájera, director de Cáritas Texcoco, destacó que durante la pandemia, las parroquias, así como la catedral, fortalecieron sus programas de entrega de alimento, que ya venían aplicando desde tiempo atrás.

Nájera destacó la importancia de Cáritas Mexicana, como la iniciativa ‘Familias sin hambre’, “Yo quiero trabajar” y “Cadenas solidarias”, que han sido de gran ayuda para la caridad organizada.

“Nuestra Cáritas diocesana ha adquirido mucha fuerza gracias al apoyo de Cáritas Mexicana, con las despensas comunitarias e individuales, que, junto con los apoyos del gobierno del Estado de México, de organismos locales y donativos de los propios fieles, han permitido brindar atención a mil 200 familias necesitadas, de más de 30 comunidades parroquiales”, añadió.

Por su parte, Víctor Manuel Avendaño Jiménez, sacerdote asesor de la Cáritas de Querétaro, explicó que el tiempo de pandemia los llevó a fortalecer las Brigadas de Emergencia con las que ya contaban en la diócesis.

Detalló que en un primer momento abrieron una cuenta para que los fieles se sumaran a apoyar a las personas de más bajos recursos, y posteriormente se coordinaron con el colectivo “Querétaro es uno”, y con ellos atendieron la emergencia de alimento.

En Querétaro, a través de su Cáritas, se han entregado también kits de sanitización, y actualmente se impulsan algunos con proyectos dirigidos a las comunidades de mayor vulnerabilidad, que ya se venían trabajando.

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