‘Venas abiertas de América Latina y el Caribe’ es el título del mensaje de Adviento de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) –evocando el conocido título de la obra del uruguayo Eduardo Galeano– en el que expresa la necesidad de “agudizar el oído” para “caminar con nuestro pueblo en condición de guardianes de la vida, la dignidad humana y el bien común”.
- DOCUMENTO: Texto íntegro de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco (PDF)
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
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Del lado de la vida
Para la CLAR, “la realidad de nuestros pueblos le sigue imponiendo a la vida religiosa el reto de escuchar y atender con nuestra mirada contemplativa aquellas situaciones que nos urgen a situarnos del lado de la vida, para continuar desentrañando y asumiendo la dimensión profética en respuesta al clamor de Dios en las distintas personas y contextos“.
En este sentido, y con la premisa “contemplar nos moviliza a convertirnos y a comprometernos“, la presidencia de la CLAR, junto con el equipo de teólogas y teólogos asesores y la secretaría general, ponen su mirada en siete realidades del continente que claman democracia, justicia, libertad y derecho:
- El estallido social que surgió en Guatemala.
- Las protestas sociales en contra del régimen cubano.
- El estallido social en Perú a causa del cambio de gobierno.
- La situación de Venezuela.
- El despertar de la protesta en Colombia.
- El paso de los huracanes IOTA y ETA por Centroamérica.
- El abandono de la Amazonía.
Dolor por América Latina
“¡Nos duelen tantas realidades de nuestra querida América Latina y el Caribe!“, exclaman los religiosos y las religiosas al constatar que “nuestro continente no para de desangrarse”.
Sin embargo, la CLAR reconoce que “el sudor y la sangre que abonan nuestra tierra, se constituyen en humus fecundo, apto para que surja la vida nueva“.
En este tiempo de Adviento, la CLAR exhorta a la profecía y al compromiso –como lo hiciera Pedro Casaldáliga–, anclada en la esperanza y consciente de la realidad: “hoy más que nunca debemos unirnos como vida religiosa para llenar una vez más nuestras tinajas de Palabra, vida y profecía“.
