El vuelco de Teruel y Albarracín: tres laicos al frente de las cinco delegaciones temáticas de la diócesis

Después de varios meses de discernimiento, consultas y borradores, la diócesis de Teruel y Albarracín ya tiene lista su nuevo organigrama diocesano con nombres y apellidos. De esta manera, la Iglesia local turolense estará estructurada en cinco delegaciones temáticas dentro de lo que el obispo Antonio Gómez Cantero ha denominado un “plan de viabilidad eficiente” para ser “testigos de Cristo en medio del mundo”.



Estos cinco departamentos tendrán al frente a tres laicos, dos de ellos mujeres (Encuentro, Misión y Periferias); y dos sacerdotes (Palabra y Liturgia). Tal y como adelantó Vida Nueva,  estas delegaciones las que integrarán algunas de las tradicionales oficinas diocesanas como Catequesis, Clero, Vida Consagrada, Hermandades, Misiones, Ecumenismo, Cáritas, Manos Unidas, Pastoral Penitenciaria.

Programa de trabajo compartido

Tal y como detalla el propio pastor en una carta dirigida a los diocesanos, cada una de estas delegaciones estará formada por su delegado, así como un equipo de los llamados representantes de Área, un grupo entre cinco y ocho personas. Recaerá en estos nuevos delegados, de la mano del Consejo de Gobierno, la elaboración de un programa de trabajo que será presentado tanto al Consejo de Pastoral y al Consejo Presbiteral para concretarlo y ponerlo en marcha.

De esta manera, el Consejo de Gobierno “debe interaccionar con el nuevo Equipo de Delegados, y estos a su vez con los representantes de Área de su delegación”. Este funcionamiento sinodal continúa hasta la base, en tanto que se insta a los delegados y representantes de área a mirar “en sus encuentros toda la situación de la diócesis, marcando prioridades y proponiendo acciones que nos ayuden a ir avanzando en el camino de la fe”.

Mayor representación

Al echar un vistazo a este nuevo esquema diocesano, se puede constatar un empeño por aterrizar en lo concreto la propuesta sinodal del Papa Francisco, que multiplique la participación de sacerdotes, religiosos y laicos, no de forma puntual, sino en el funcionamiento cotidiano de esta Iglesia local aragonesa.

“Espero que este nuevo diseño de las delegaciones, en donde todos estamos representados, nos interpele y nos haga trazar nuevos caminos que nos lleven desde el discernimiento a la entrega”, confía el obispo. ¿Entre sus objetivos? Él mismo apunta que” celebrar la vida en el Espíritu y nuestras comunidades (aunque probablemente pequeñas) sean una luz en medio del mundo”.

Salvar contratiempos

Gómez Cantero no es ajeno a que esta reforma la pone en marcha en la segunda oleada del coronavirus en España. “No importa que la pandemia nos haya truncado muchos de nuestros proyectos”, comparte en su escrito, sabedor de que “la Iglesia a lo largo de su historia ha sabido salvar contratiempos más graves y mayores”.

A partir de ahí, defiende que “todos son ‘llamadas del Espíritu’ a purificarnos y vivir en constante desasimiento, poniendo nuestros ojos en Aquel que verdaderamente nos salva”.

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