Baltazar Porras tras exhumación de José Gregorio Hernández: “Ha sido una experiencia mística, misionera y singular”

Tras la exhumación de los restos de José Gregorio Hernández en Venezuela, el cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de Caracas, durante la ceremonia de clausura ha señalado que este proceso “ha sido una experiencia mística, misionera, singular, que nos invita a potenciar más la condición de bautizados”.



El purpurado destacó los talentos nuevo beato venezolano quien “no hizo alarde de ellos, pero su testimonio fue tan trasparente que brilló”,  por ello “su resplandor nos está convocando en esta hora a caminar con él”.

“Estos días son testigos de la expresión de fe de millones de personas. Viendo nuestras buenas obras, dan por sí solas, gloria al Padre que está en los cielos”, ha dicho.

Trabajo científico de calidad

Porras informó que durante la semana del 26 al 31 de octubre un reconocido equipo de médicos patólogos y forenses, conjuntamente con el tribunal eclesiástico y todo el personal auxiliar, “reconocieron y autenticaron la veracidad de los restos encontrados”.

“Ha sido un trabajo científico de calidad repotenciado con la devoción y recogimiento que les dio alas para trabajar sin denuedo. Como los peregrinos que recorren miles de kilómetros para llegar a orar a los pies de los santos, ellos tocaron los huesos con la convicción de que había que descubrirse porque estaban ante reliquias sagradas”, ha expresado.

Crecer en la fe

Para el arzobispo de Mérida “Sigue nuestro peregrinar. No nos podemos detener. Tenemos que identificarnos con el samaritano de la parábola. Como discípulos misioneros crezcamos en la fe, la esperanza y la caridad, que tiene nombre en la fraternidad y amistad que se nos quiere arrebatar”.

Con la fiesta de todos los santos “sea un incentivo para ser santos como Dios es santo”, por tanto “la sombra acogedora del ejemplo de José Gregorio sea motor de muchas iniciativas sanadoras de los males que aquejan a nuestro mundo herido por tantas carencias”.

“Este llamado se nos trasmite, de manera sencilla pero profunda en el ejercicio callado y no suficientemente valorado de nuestros humildes catequistas y de tanta gente sencilla o importante que sirve a los demás sin distingos. En ellos, la cercanía del mensaje evangélico se hace adoración.

Foto: El Nacional

Noticias relacionadas
Compartir