Las misas de la transición en Getafe: si alguien comulga en la boca, el sacerdote purificará su mano de inmediato

Las diócesis van concretando su normativa para la vuelta de las celebraciones litúrgicas en cuanto vayas avanzando las fases de desescalada tras el coronavirus. La diócesis madrileña de Getafe ha añadido un anexo al documento emitido por el comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española en el que concreta algunos detalles para su territorio.



Protocolo ante quien comulgue en la boca

El documento general de los obispos españoles no ha entrado en la cuestión de que la transmisión del virus está más controlada si los fieles comulgan todos con la mano. Por ello, las normas de Getafe establecen que el copón esté cubierto con un paño y lleno de tal manera que de ordinario en cada misa el sacerdote solo consagre lo necesario para él y se distribuya de lo reservado en el sagrario. Se pide que se lave con gel hidroalcohólico antes y después de distribuir la comunión. Para este momento se presentan dos maneras: haciendo una fila de fieles manteniendo la distancia o repartiendo el sacerdote por los bancos sin que se muevan los fieles.

Si hay suficiente espacio, “se podrán habilitar dos filas: una para quienes deseen comulgar en la mano y otra para quienes comulguen en la boca, como se indica a continuación. Si solo es posible realizar una fila, se pedirá que primero comulguen los que deseen hacerlo en la mano y luego los que lo vayan a hacer en la boca”. En el caso de la de la comunión en la boca, el sacerdote “se purificará la mano empleada después de cada comunión”, señala el protocolo. En el caso de los fieles en la mano, lo hará antes o después o cuando sea necesario.

Consideraciones generales

El documento establece otras “consideraciones generales” como que ministros y fieles no asistan si tienen síntomas de coronavirus, que el espacio garantice la distancia suficiente de un metro entre personas, el control de accesos y movimiento, la recomendación de “poner dispensadores de gel hidroalcohólico en la entrada del templo”, la agrupación por familias, marcar los sitios, la no recomendación de coros, que los lectores se laven las manos, la supresión de “cualquier tipo de contacto físico con las imágenes o símbolos del templo el cual puede ser sustituido por una inclinación o reverencia”; así como la limpieza o el desalojo ordenado.

Para la eucaristía, además de lo dicho para la comunión se recuerda que “sigue en vigor la dispensa del precepto dominical y las fiestas de guardar” especialmente para fieles y sacerdotes de grupos de riesgo, que cada sacerdote use “sus propios vasos sagrados” o que “los acólitos lleven guantes y mascarilla a la hora de preparar en la sacristía todo lo necesario para la celebración”. También se pide que se desinfecte la zona dedicada a la oración personal.

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