“Recemos para que el Señor nos dé a todos una conciencia recta, transparente, que pueda presentarse ante Dios sin avergonzarse”, imploró el Papa al comienzo de la eucaristía de la eucaristía que presidió esta mañana en la capilla vaticana de Santa Marta. En plena pandemia del coronarivus, el Papa puso el foco en denunciar a aquellos que buscan “aprovecharse del momento para sí mismo, para su ganancia”.
Francisco llegó a este planteamiento después de expresar cómo “en estos momentos de turbación, de dificultad, de dolor, tantas veces la gente tiene la posibilidad de hace tantas cosas buenas, pero tampoco falta que a alguno le venga la idea de hacer algo no tan bueno”.
El conocimiento interior
“Que el Espíritu Santo nos ilumine en el conocimiento interior”. Fue la petición lanzada por el Papa después de advertir de cómo crece la tentación y el pecado en el corazón del ser humano”. “El diablo es astuto”, aseveró el Papa que, durante su homilía, expuso “los tres pasos de la tentación del demonio en nosotros”: “Comienza con poca cosa, crece poco a poco, se contagia a otros y, al final, acaba justificándose”. “Cuando somos vencidos por la tentación, acabamos tranquilos porque hemos encontrado una justificación para una acción pecaminosa”, expresó Francisco.
“Siempre detrás de una caída, hay una tentación que empezó pequeña, creció en mi alma y al final me justifiqué para caer”, reiteró Bergoglio, que dio un consejo a renglón seguido: “Debemos tomar el hábito de ver este proceso que nos lleva a cambiar el corazón de hacer el bien a hacer el mal”.
La ejecución de Jesús
El Papa llegó a esta reflexión después repasar cómo se decidió eliminar a Jesús: “Es un proceso que empezó con pequeñas inquietudes con Juan el Bautista y acabó con una reunión de los doctores de la ley”. Detrás de esto está el diablo, que quiere
“La gente entendía y seguía a Jesús y no siempre seguía la ley. Esto les inquietaba tanto a los doctores de la ley…”, comentó el Papa durante la alocución. Francisco desveló cómo le calificaban como “revolucionario”, y en muchas ocasiones, en sus encuentros con él se sentían “humillados” por él.
