El presidente de Mozambique al Papa: “Queremos construir un país donde la no violencia sea la cultura vivida por todos”

El papa Francisco en Mozambique

El lema de la visita papal a Mozambique es ‘Esperanza, paz, reconciliación’. Esta última palabra ha sido el leit-motiv en el intercambio de discursos que ha tenido lugar esta mañana en el Palacio presidencial de Punta Bermeja entre el presidente de la República, Filipe J. Nyusi, y el papa Francisco.

El presidente y dirigente del FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique) destacó que la firma el 6 de agosto pasado del Acuerdo de Paz y Reconciliación que pone fin definitivo a las hostilidades militares marca la esperanza de que “los mozambiqueños se reencuentren, se reconcilien y cultiven la confianza en la diferencia”. Como testimonio de esa voluntad, Nyusi saludó la presencia del presidente de la RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña) que con la ayuda de África del Sur y de Zimbabue fue uno de los protagonistas de la guerra civil y del MDM (Movimiento Democrático Mozambiqueño). Con la unión de todos –prosiguió– “pretendemos esencialmente construir una nación donde la no violencia pase a ser una cultura vivida por todos, en la que la política se haga a través de la fuerza de los argumentos y nunca más por la fuerza de las armas”.

Construir “un futuro de paz y reconciliación”

El Papa por su parte (hablando en un portugués casi perfecto) les recordó que la búsqueda de la paz duradera reclama “seguir diciendo con determinación, pero sin fanatismos, con valentía pero sin exaltación, con tenacidad pero inteligentemente: no a la violencia que destruye, si a la paz y a la reconciliación”. En otro pasaje insistió en que debe continuar el esfuerzo “para que la paz se vuelva la norma y la reconciliación el mejor camino para enfrentar las dificultades y desafíos que tenéis como nación”. Y quiso finalizar su discurso recordándoles a todos los presentes –gobierno, autoridades, representantes de la sociedad civil– su obligación de construir “un futuro de paz y reconciliación como garantías del derecho al futuro de vuestros hijos”.

En la primera parte de su discurso había manifestado su cercanía y solidaridad a todos los que recientemente padecieron los ciclones Idai (13 de marzo) y Kenneth (25 de abril) “cuyas devastadoras consecuencias siguen golpeando a tantas familias, principalmente a aquellas donde la reconstrucción no ha sido todavía posible y que reclama una especial atención”. En efecto los dos ciclones causaron la muerte de más de 600 víctimas, la destrucción de centenares de miles de hectáreas de tierra cultivable y el exilio forzado de más de setenta mil personas; sin contar la agravación de las ya endebles condiciones sanitarias.

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