Francisco, en el ángelus, abatido por los inciendios en la Amazonía: “Ese pulmón de bosque es vital para nuestro planeta”

  • El Papa ha centrado su reflexión en el pasaje del Evangelio, que hoy versa sobre la “puerta estrecha”
  • “Para salvarse -ha asegurado-, uno debe amar a Dios y al prójimo, ¡y esto no es cómodo!”

En el ángelus de este domingo 25 de agosto, el papa Francisco ha penetrado en el Evangelio del día (Lc 13, 22-30), en el que los discípulos le plantean a Jesús que, con la exigencia del Evangelio, serán “pocos” los que se salven.

“Jesús invierte la pregunta -ha asegurado Bergoglio-, que se basa más en la cantidad, y en cambio coloca la respuesta en el nivel de responsabilidad, invitándonos a usar bien el tiempo presente. De hecho, dice: ‘Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque muchos, os digo, intentarán entrar, pero no lo lograrán’”.

No hay un ‘número cerrado’

“Con estas palabras -ha proseguido el Pontífice-, Jesús deja claro que no se trata de números; ¡no hay un ‘número cerrado’ en el Paraíso! Se trata de atravesar el pasaje correcto, que está ahí, para todos, pero es estrecho. Este es el problema. Jesús no quiere engañarnos, diciendo: ‘Sí, ten la seguridad, es fácil, hay una hermosa autopista y, al final, una gran puerta’. No, Jesús nos dice las cosas como son: el pasaje es estrecho”.

A continuación, el Papa ha especificado a qué se refiere Jesús cuando habla de que la puerta es estrecha: “En el sentido de que, para salvarse, uno debe amar a Dios y al prójimo, ¡y esto no es cómodo! Es una ‘puerta estrecha’ porque es exigente. El amor es exigente siempre. Requiere compromiso, ‘esfuerzo’. Es una voluntad decidida y perseverante de vivir según el Evangelio. San Pablo lo llama ‘la buena batalla de la fe’ Se necesita el esfuerzo de cada día”.

‘No sé de dónde sois’

En el Evangelio, Jesús explica esto con una parábola. Y el Papa se ha apoyado en ella: “Hay un propietario que representa al Señor. Su casa simboliza la vida eterna, la salvación. Y aquí vuelve la imagen de la puerta. Jesús dice: ‘Cuando el arrendador se levante y cierre la puerta, los excluidos comenzarán a llamar a la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Pero él les responderá: ‘No sé de dónde sois’. Luego, tratarán de darse a conocer, recordando al propietario que han comido y bebido con él y que han escuchado sus enseñanzas en público. Pero el Señor repetirá que no les conoce y les llamará ‘trabajadores de la injusticia’”.

“Aquí está el problema ha enfatizado el Santo Padre-. El Señor nos reconocerá, no por nuestros títulos, que no cuentan, sino solo por una vida humilde y buena, una vida de fe que se traduzca en obras”.

Una verdadera comunión con Jesús

Una misión especial “para nosotros, los cristianos. Estamos llamados a instaurar una verdadera comunión con Jesús, orando, yendo a la iglesia, acercándonos a los sacramentos y alimentándonos con su Palabra. Esto nos mantiene en la fe, alimenta nuestra esperanza, revive la caridad. Y así, con la gracia de Dios, podemos y debemos pasar nuestras vidas haciendo el bien por nuestros hermanos y luchando contra toda forma de maldad e injusticia”.

“Que la Virgen María nos ayude en esto -ha concluido-. Ella atravesó la puerta estrecha que es Jesús, lo recibió con todo su corazón y lo siguió todos los días de su vida, incluso cuando no lo entendió, incluso cuando una espada atravesó su alma. Por ello la invocamos como ‘Puerta del Cielo’. Una puerta que calca exactamente la puerta de Jesús: la puerta del corazón de Dios, exigente, pero abierta a todos”.

Gran preocupación

Antes de retirarse, Francisco ha mostrado su preocupación por la incertidumbre que se vive estos días en el Amazonas: “Todos estamos preocupados por los vastos incendios que se han desarrollado en la Amazonía. Rezamos para que, con el compromiso de todos, puedan ser controlados lo antes posible. Ese pulmón de bosque es vital para nuestro planeta”.

 

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