Las 20 mejores frases de la Semana Santa 2019 del papa Francisco

Francisco fue elegido Papa pocos días antes de la Semana Santa, con lo que la de 2019 es la séptima semana como Pontífice para Francisco. El Pontífice que sorprendió desde aquella primera Semana Santa haciendo la celebración de la Cena del Señor el Jueves Santo o encomendando las meditaciones del Via Crucis a unos libaneses, sigue apostando por los últimos.

Un año más, Jorge Mario Bergoglio –el Papa que se vino al cónclave con los textos de las celebraciones de Buenos Aires preparados y con billete de vuelta– ha presidido todas las celebraciones en el Vaticano –además de en el Coliseo y la cárcel de Velletri–, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. En total, ha pronunciado 6 homilías, alocuciones u oraciones, que resumimos en las 20 mejores frases de Francisco.

14 de abril. Domingo de Ramos [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

  1. “Jesús nos muestra cómo hemos de afrontar los momentos difíciles y las tentaciones más insidiosas, cultivando en nuestros corazones una paz que no es distanciamiento, no es impasividad o creerse un superhombre, sino que es un abandono confiado en el Padre y en su voluntad de salvación, de vida, de misericordia”.
  2. “En su entrada en Jerusalén, nos muestra el camino. Porque en ese evento el maligno, el Príncipe de este mundo, tenía una carta por jugar: la carta del triunfalismo, y el Señor respondió permaneciendo fiel a su camino, el camino de la humildad. El triunfalismo trata de llegar a la meta mediante atajos, compromisos falsos. Busca subirse al carro del ganador. El triunfalismo vive de gestos y palabras que, sin embargo, no han pasado por el crisol de la cruz”.
  3. “Él sabe que para lograr el verdadero triunfo debe dejar espacio a Dios; y para dejar espacio a Dios solo hay un modo: el despojarse, el vaciarse de sí mismo. Callar, rezar, humillarse. Con la cruz no se puede negociar, o se abraza o se rechaza. Y con su humillación, Jesús quiso abrirnos el camino de la fe y precedernos en él”.
  4. “Queridos jóvenes, no os avergoncéis de mostrar vuestro entusiasmo por Jesús, de gritar que él vive, que es vuestra vida. Pero al mismo tiempo, no tengáis miedo de seguirlo por el camino de la cruz. Y cuando sintáis que os pide que renunciéis a vosotros mismos, que os despojéis de vuestras seguridades, que os confiéis por completo al Padre que está en los cielos, entonces alegraos y regocijaos. Estáis en el camino del Reino de Dios”.

18 de abril. Santa Misa Crismal en el Jueves Santo [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

  1. El Señor nunca perdió el contacto directo con la gente, siempre mantuvo la gracia de la cercanía, con el pueblo en su conjunto y con cada persona en medio de esas multitudes. Lo vemos en su vida pública, y fue así desde el comienzo: el resplandor del Niño atrajo mansamente a pastores, a reyes y a ancianos soñadores como Simeón y Ana. También fue así en la Cruz; su Corazón atrae a todos hacia sí: Verónicas, cireneos, ladrones, centuriones…
  2. “Lucas señala cuatro grandes grupos que son destinatarios preferenciales de la unción del Señor: los pobres, los prisioneros de guerra, los ciegos, los oprimidos. Así como la unción con el aceite se aplica en una parte y su acción benéfica se expande por todo el cuerpo, así el Señor, tomando la profecía de Isaías, nombra diversas “multitudes” a las que el Espíritu lo envía, siguiendo la dinámica de lo que podemos llamar una ‘preferencialidad inclusiva’”.
  3. “Al ungir bien uno experimenta que allí se renueva la propia unción. Esto quiero decir: no somos repartidores de aceite en botella. Somos ungidos para ungir. Ungimos repartiéndonos a nosotros mismos, repartiendo nuestra vocación y nuestro corazón. Al ungir somos reungidos por la fe y el cariño de nuestro pueblo.
  4. “Ungimos ensuciándonos las manos al tocar las heridas, los pecados y las angustias de la gente; ungimos perfumándonos las manos al tocar su fe, sus esperanzas, su fidelidad y la generosidad incondicional de su entrega que muchas personas ilustradas consideran como una superstición. El que aprende a ungir y a bendecir se sana de la mezquindad, del abuso y de la crueldad”.

18 de abril. Santa Misa en la Cena del Señor el Jueves Santo, en la prisión de Velletri [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

  1. “Jesús hace este gesto: les lava los pies. Hizo un gesto como un esclavo: Él, que tenía todo el poder, Él, que era el Señor, hizo el gesto como un esclavo. Y luego aconsejó a todos: ‘Haced este gesto entre vosotros’, es decir, serviros unos a otros, ser hermanos en el servicio, no en la ambición de los que dominan al otro o de los que pisotean al otro o de los que… no: servicio, servicio”.
  2. “Esta es la regla de Jesús y la regla del Evangelio: la regla del servicio, no de la dominación, de hacer el mal, de humillar a los demás. Servicio. Nosotros también debemos ser servidores. Es verdad que hay problemas en la vida: discutimos entre nosotros… pero esto debe ser algo que pasa, algo temporal, porque en nuestros corazones debe haber siempre este amor de servir al otro, de estar al servicio del otro”.

19 de abril. Oración en el Vía Crucis en el Coliseo [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

  1. “Señor Jesús, ayúdanos a ver en Tu Cruz, todas las cruces del mundo: la cruz de las personas solas y abandonadas, incluso por sus propios hijos y parientes; la cruz de los migrantes que encuentran sus puertas cerradas por el miedo y por corazones blindados por cálculos políticos”.
  2. “Señor Jesús, ayúdanos a ver en Tu Cruz, todas las cruces del mundo: la cruz de las familias rotas por la traición, por las seducciones del maligno o por la asesina ligereza y el egoísmo; la cruz de las personas consagradas que buscan incansablemente llevar tu luz al mundo y se sienten rechazadas, burladas y humilladas; la cruz de las personas consagradas que, en el camino, han olvidado su primer amor”.
  3. “Señor Jesús, ayúdanos a ver en Tu Cruz, todas las cruces del mundo: la cruz de tu Iglesia que, fiel a tu Evangelio, lucha por llevar tu amor también entre los bautizados; la cruz de la Iglesia, Tu esposa, que se siente continuamente atacada por dentro y por fuera. Señor Jesús, reaviva en nosotros la esperanza de la resurrección y de Tu victoria definitiva sobre todo mal y toda muerte”.

20 de abril. Vigilia Pascual [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

  1. “Nosotros, como Iglesia, estamos fundados en Él, e incluso cuando nos desanimamos, cuando sentimos la tentación de juzgarlo todo en base a nuestros fracasos, Él viene para hacerlo todo nuevo, para remover nuestras decepciones. Preguntémonos, antes de nada: ¿cuál es la piedra que tengo que remover en mí, cómo se llama esta piedra?”.
  2. “A menudo, en la situación de clausura y de tristeza nosotros somos los protagonistas, porque es más fácil quedarnos solos en las habitaciones oscuras del corazón que abrirnos al Señor. Y sin embargo solo él eleva. El Señor nos llama a alzarnos, a levantarnos de nuevo con su Palabra, a mirar hacia arriba y a creer que estamos hechos para el Cielo, no para la tierra; para las alturas de la vida, no para las bajezas de la muerte”.
  3. “No nos quedemos mirando el suelo con miedo, miremos a Jesús resucitado: su mirada nos infunde esperanza, porque nos dice que siempre somos amados y que, a pesar de todos los desastres que podemos hacer, su amor no cambia. Esta es la certeza no negociable de la vida: su amor no cambia”.
  4. “La fe necesita ir de nuevo a Galilea, reavivar el primer amor con Jesús, su llamada: recordarlo, es decir, literalmente volver a Él con el corazón. Es esencial volver a un amor vivo con el Señor, de lo contrario se tiene una fe de museo, no la fe de pascua. Pero Jesús no es un personaje del pasado, es una persona que vive hoy; no se le conoce en los libros de historia, se le encuentra en la vida”.
  5. “La Pascua, hermanos y hermanas, es la fiesta de la remoción de las piedras. Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad. La historia humana no termina ante una piedra sepulcral, porque hoy descubre la ‘piedra viva’: Jesús resucitado”.

21 de abril. Bendición ‘Urbi et Orbi’ [Lee la crónica completa en Vida Nueva]

  1. “La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos los hombres y mujeres, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón, desde la conciencia. Pero la Pascua es también el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo al fin se abrió al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad”.
  2. “Que, ante los numerosos sufrimientos de nuestro tiempo, el Señor de la vida no nos encuentre fríos e indiferentes. Que haga de nosotros constructores de puentes, no de muros. Que Él, que nos da su paz, haga cesar el fragor de las armas, tanto en las zonas de guerra como en nuestras ciudades, e impulse a los líderes de las naciones a que trabajen para poner fin a la carrera de armamentos y a la propagación preocupante de las armas”.
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