Francisco vuelve a la cárcel en Jueves Santo para reivindicar el servicio

  • El Papa repitió el gesto de Jesús del lavatorio de los pies en el centro penitenciario de Velletri, al sur de Roma
  • En su homilía espontánea, el Pontífice invitó a que en “nuestros corazones esté siempre el amor de servir al otro”

El salón de actos de la cárcel Velletri, al sur de Roma, se ha convertido en la tarde de este Jueves Santo en un auténtico cenáculo con la presencia del papa Francisco que ha compartido la Misa de la Cena del Señor y el rito del lavatorio de los pies con 12 de los 575 detenidos que cumplen condena en dicha institución.

Concretamente, el Pontífice lavó los pies a 9 italianos, un brasileño, un recluso de Costa de Marfil y otro de Marruecos. En esta cárcel de seguridad media, en la que la mayoría de los presos tienen condenas menores a 5 años el 42,5% de los internos son extranjeros.

Hablando al corazón

El Papa hizo la homilía sin papeles, de forma espontánea, e invitó a todos a repetir el gesto de servicio de Jesús, el lavatorio, con el que muestra todo su poder. “Era un gesto de los esclavos de la época, porque no había asfalto en las calles y la gente, cuando llegaba a un lugar, tenía polvo en los pies”, recordó Francisco. Por ello, Bergoglio señaló que “la fraternidad es humilde, siempre; está en servicio”.

Como los obispos repiten este gesto, el pontífice invitó a que “cada uno de nosotros debe servir a los demás. Esta es la regla de Jesús y la regla del Evangelio: la regla del servicio, no de la dominación, de hacer el mal, de humillar a los demás. Servicio”.

“Más hermanos en el servicio”

“Un corazón de niño, sencillo, humilde, pero servidor”, recordó el Papa desterrando las ambiciones de poder los apóstoles. “Nosotros también debemos ser servidores. Es verdad que hay problemas en la vida: discutimos entre nosotros… pero esto debe ser algo que pasa, algo temporal, porque en nuestros corazones debe haber siempre este amor de servir al otro, de estar al servicio del otro”.

Que este gesto, concluyó Francisco, “sea para todos nosotros un gesto que nos ayude a ser más servidores unos de otros, más amigos, más hermanos… más hermanos en el servicio”.

Una tradición que se consolida

Antes de la liturgia del día, el Papa pudo saludar a por la directora de la institución, Maria Donata Iannantuono; su subdirectora, Pia Palmeri; la comandante de la policía de prisiones, Maria Luisa Abbossida, y el capellán den centro, Franco Diamante. En su despedida, los presos ofrecieron múltiples regalos al Papa, que fue repetidamente ovacionado.

Es la quinta vez que Francisco celebra la Misa de la Santa Cena en una prisión. Lo hizo en la cárcel Regina Coeli de Roma a pocos pasos del Vaticano en 2018, en la de Paliano en 2017, el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo a las afueras de Roma en 2016, la de Rebibbia en 2015, en el Centro Santa María de la Providencia para personas con discapacidad en 2014 y en centro de detención para menores de Casal de Marmo en 2013, al poco de haber sido elegido Papa.

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