La monja de la sonrisa lapislázuli

  • Restos de este mineral utilizado en pintura y ornamentación han sido hallados entre el “sarro dental calcificado” de los restos de una mujer enterrada en un monasterio alemán
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lapislazuli

La investigación de once profesoras de universidades repartidas por todo el mundo –desde Nueva Zelanda a Estados Unidos y Alemania, entre otros países–, ha revelado la presencia de lapislázuli “en el cálculo dental de una religiosa en Alemania, datado por radiocarbono en el siglo XI o principios del XII”. La conclusión de las investigadoras, recientemente publicada como artículo en la revista Science Advances, señala que “el uso temprano de este pigmento por parte de una religiosa desafía las suposiciones generalizadas sobre su limitada disponibilidad en la Europa medieval y la producción de textos iluminados con perspectiva de género”. Reivindica así el papel oculto de las comunidades femeninas en la producción de libros y su trabajo como escribas e iluminadoras, “que se remonta incluso al siglo VIII”.

Los restos de lapislázuli corresponden realmente al llamado “ultramarino”, un “brillante pigmento azul producido a partir de la piedra lapislázuli extraída solo en Afganistán”, según describe el artículo. “Raro y tan caro como el oro, este pigmento transformó la paleta de colores europea, pero poco se sabe de su comercialización o uso temprano”, añade. Su hallazgo en análisis microscópicos entre el “sarro dental calcificado” de los restos de una mujer enterrada en la iglesia-monasterio de Dalheim (Alemania), sugiere “con fecha de radiocarbono de 997-1162 d.C., que esta mujer representa la primera evidencia directa del uso de pigmento ultramarino por parte de una mujer religiosa en Alemania”.

¿Osculación devocional?

Las autoras plantean cuatro escenarios que explican el rastro de “un pigmento mineral tan raro y costoso” usado en la iluminación de códices en la boca de una religiosa “noble y aristocrática” –a la que han denominado B78– en el siglo XI y XIII. “El escenario más probable es que el individuo B78 era una mujer que se dedicaba a la producción de manuscritos de alta calidad”, revelan. “Al añadir detalles a sus iluminaciones, es plausible asumir que los artistas habrían lamido ocasionalmente sus pinceles para hacer un buen punto, una práctica a la que los manuales de artista posteriores se refieren explícitamente”, sostienen. Y más concretamente, el texto añade: “La actividad repetida de insertar la punta del pincel en la boca podría explicar el patrón de distribución de las partículas azules in situ observadas a través de múltiples fragmentos de cálculo”.

El segundo escenario es que B78 se dedicara a la “preparación del pigmento” lapislázuli. “Entonces es probable que fuera para su propio uso o para otro escriba dentro de su comunidad religiosa”, describe. El tercero lo asocia con la “medicina lapidaria”, aunque advierte: “No se puede descartar la ingestión de lapislázuli médico por parte de B78, pero parece poco probable dada la escasez de pruebas para esta práctica”, habitual en el mundo islámico medieval, pero no en Europa. La cuarta explicación vincula la “sonrisa lapislázuli” con la “osculación devocional”. La práctica de besar libros de oraciones iluminados, sin embargo, se extendió en Alemania a partir del siglo XIV.

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