Ganar

Desde hace días venían comentando que Mireia Belmonte tenía la medalla asegurada en la final de 200 m Mariposa femenino. En la pantalla, apenas se distinguía la diferencia con sus dos contrincantes, aunque el cronómetro sentenció a su favor. Medio segundo. Ahí se marcó la diferencia. En un golpe de brazos. La victoria se vende cara. Se juega en un instante. También en la vida. “Estad en vela”.

Si fuéramos conscientes de cómo cada una de nuestras decisiones determinan el devenir de los acontecimientos, más de uno se apearía de la tension que eso generaría. Pero veámoslo desde otra persepectiva. Cada segundo es una oportunidad para sacar lo mejor de nosotros mismos, para alcanzar la meta. No rendirse hasta el final. No dar nada por perdido. Aunque uno se llame Zaqueo, sea bajito y recaudador de impuestos de mala reputación. Lo puso como ejemplo Francisco en la eucaristía final de la Jornada Mundial de la Juventud. El Papa ejerció de terapeuta para acabar con los complejos de los jóvenes que le escuchaban, para darles un empujón de autoestima para quienes están a punto de tirar la toalla o se sienten tan pecadores que no se ven capaces ni de entrar en competición. “Ante Dios nada vale la ropa que llevas o el teléfono móvil que tienes. No le importa si vas a la moda, le importas tú y lo que vales no tiene precio”.

Zaqueo podía haberse amparado en su estatura para no salir al paso de Jesús. Mireia Belmonte se inició en la natación para frenar la escoliosis que padecía. Hoy es campeona olímpica. Los dos alcanzaron su objetivo. Porque no renunciaron a sus sueños. Porque salieron a ganar. 

José Beltrán

Director de Vida Nueva España

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