Clemencia para cerrar ‘Vatileaks 2’

Gianluigi Nuzzi, periodista que publicó el libro Via Crucis con información reservada sobre el Vaticano y fue juzgado en el caso Vatileaks 2

La Justicia vaticana condena a Vallejo y a Chaouqui con penas menores, y exculpa a Maio y a los periodistas

Gianluigi Nuzzi, periodista que publicó el libro Via Crucis con información reservada sobre el Vaticano y fue juzgado en el caso Vatileaks 2

El periodista Gianluigi Nuzzi abandona el tribunal satisfecho

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Minutos después de las cinco de la tarde del jueves 7, el Tribunal del Estado Vaticano compareció en el aula de audiencias del Palacio de Justicia. Estaban presentes los cinco acusados por el llamado caso Vatileaks 2: Lucio Ángel Vallejo Balda, con un impecable clergyman; la relaciones públicas italiana Francesca Immacolata Chaouqui, vestida con una camisa de flores; el administrativo vaticano Nicola Maio y los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi.

Solo había un reducido grupos de periodistas; volvieron a estar presentes las cámaras del Centro Televisivo Vaticano, que habían desertado del aula desde la primera audiencia, en noviembre. El presidente del Tribunal, Giuseppe della Torre, dio lectura a la sentencia. El primer apartado estaba reservado a los dos periodistas autores de los libros Via Crucis (Nuzzi) y Avaricia (Fittipaldi).

A la vista de que “los hechos impugnados han sucedido fuera del propio ámbito ordinario de jurisdicción” y de que “los acusados no tienen la cualificación de públicos oficiales ni pueden ser equiparados a ellos”, declaraba “su propia falta de jurisdicción” y, por tanto, los acusados dejaban de serlo y quedaban liberados.

En cuanto a Nicola Maio (administrativo de la COSEA, la comisión creada por Francisco en julio de 2013 para examinar la gestión administrativa de los organismos de la Santa Sede), le absolvía del delito de “asociación destinada a delinquir”. En este mismo apartado se absolvía de dicho delito a Vallejo y Chaouqui por falta de pruebas. Maio era, consecuentemente, absuelto.

Luego, el presidente leyó la disposición relativa a Vallejo, en la que se afirmaba que “los resultados ponen en evidencia la existencia de elementos constitutivos del reato” (sustracción y divulgación de documentos reservados) y, así, le condenaba a 18 meses de reclusión.

Francesca Chaouqui acusada y juzgada en el caso vatileaks 2

Francesca Chaouqui comparece ante los medios junto a su abogada, Laura Sgro

Sobre Chaouqui subrayaba que “los resultados no evidencian suficientemente que la imputada haya revelado documentos cuya publicación está prohibida, pero demuestran su colaboración con el reato cometido por Vallejo Balda” y, “consideradas las circunstancias atenuantes y agravantes”, la condenaba a diez meses de reclusión. Eso sí, suspendía la ejecución de la pena durante cinco años según las condiciones establecidas por la ley; es decir, que si no comete durante ese período ningún delito, la pena queda cancelada.

Primeras reacciones

Los acusados y sus abogados no expresaron públicamente sus reacciones, pero era perceptible la satisfacción de los dos periodistas y del eclesiástico español; Maio ocultaba su rostro con las manos, mientras Chaouqui (que se había traído como compañía a su esposo y a su bebé, nacido hace apenas cuatro semanas) no podía ocultar una relativa contrariedad. Fuera de los muros vaticanos, como había hecho en anteriores ocasiones, se desahogó ante los muchos informadores que la esperaban: “Si hubiera querido dañar a la Santa Sede, podría haberlo hecho de otra manera; tengo en mi poder documentos mucho más comprometedores. Es una venganza de la Curia contra el Papa, que escogió para la COSEA a personas no adecuadas. Así comenzó esta locura”. Logró frenarla su abogada, Laura Sgro, que consideró la sentencia “un gran resultado”.

De los dos periodistas, el más locuaz fue Nuzzi, quien calificó la jornada como “histórica”. “No sé –dijo– si ha intervenido la patita de Francisco, pero el Vaticano ha sido valiente. No somos mártires ni héroes, simplemente hemos cumplido nuestro deber”. Fittipaldi añadió que “este proceso kafkiano no debería haberse celebrado, pues, tras diez meses, los jueces han reconocido que también en el Vaticano existe el derecho a publicar noticias si son verdaderas y no calumnias”.

El aún portavoz vaticano, Federico Lombardi, nos entregó una extensa nota sobre el proceso que no tiene desperdicio. En ella, el sabio jesuita respondía a tres interrogantes: ¿había que hacerlo? ¿Se ha hecho correctamente? ¿Cuáles son las conclusiones? A la primera, respondía así: “Había que hacerlo porque existe una ley, que es además reciente (de 2013), promulgada para contrastar las fugas de noticias (…). Había que hacerlo para demostrar la voluntad de combatir con decisión las manifestaciones y las consecuencia incorrectas de las tensiones y polémicas dentro del Vaticano que, desde hace algún tiempo, se reflejan con demasiada frecuencia en el exterior a través de indiscreciones o filtraciones de documentos a los medios, creando un círculo y un contexto ambiguo y negativo”.

Sobre si la Santa Sede respeta la libertad de prensa, Lombardi aclaró: “Debe ser tutelada, pero la profesión periodística puede tener también ella que respetar ciertos límites si concurren otros bienes importantes que deben ser tutelados. (…) Este no era de ninguna manera un proceso contra la libertad de prensa”.

Su conclusión es que “el proceso se ha hecho con la plena libertad de respetar las leyes y los procedimientos previstos, las exigencias del derecho y de la defensa de los imputados. (…) La sentencia ha sido formulada con plena autonomía, con una actitud de justicia y, al mismo tiempo, de clemencia según el espíritu de renovación de la legislación penal querido por el papa Pablo VI en 1969”.

En el nº 2.997 de Vida Nueva

 


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