Salamanca 2015: una nueva generación de religiosos

El cardenal Braz de Aviz apoyó el encuentro de jóvenes consagrados organizado por CONFER

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Varios religiosos en uno de los talleres en Salamanca

MATEO GONZÁLEZ ALONSO | “Hay esperanza para la Vida Consagrada”. Lo dice el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. A punto de entrar en la recta final del Año de la Vida Consagrada, que el papa Francisco clausurará en Roma el próximo 2 de febrero, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) organizó, por primera vez en su historia, un encuentro de religiosos jóvenes –menores de 40 años– entre el 5 y el 7 de diciembre en Salamanca. El prefecto brasileño fue el maestro de ceremonias.

Según aseguró a Vida Nueva, el encuentro “es una prueba nueva de que cuando se dialoga es cuando se puede entrar en el corazón de esta nueva generación de consagrados llamados a ser vino nuevo”, porque pertenecen a una nueva cultura “con muchísimos valores que hay que conservar y profundizar y ellos están dispuestos a compartirlos con la vitalidad que aportan a sus comunidades y a la Iglesia”.

El encuentro ha huido del esquema de congreso para proporcionar a los participantes otras propuestas: momentos de oración en torno al mensaje de la Visitación de María –hilo conductor de la convocatoria–, talleres experienciales en torno a las relaciones intergeneracionales, al arte, a la misión actual de la Vida Religiosa o sobre interioridad… La importancia del encuentro para CONFER ha hecho que la cita haya contado con la presencia continua de su presidente, el claretiano Luis Ángel de las Heras, y de su vicepresidenta, Mª Rosario Ríos Álvarez, de la Compañía de María. También ha saludado a los jóvenes Francisco Cerro, obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, en nombre de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal, y el obispo local, Carlos López.

El momento inicial que marcó el encuentro fue la intervención del cardenal, quien reivindicó un cambio de “las estructuras antiguas” para los jóvenes consagrados. Durante toda una mañana compartió con los participantes sus reflexiones y mantuvo un amplio diálogo con ellos a partir de sus preguntas. Así les pidió que se distingan “no solo por la radicalidad evangélica, que es cosa de todos los cristianos, sino por la profecía de anunciar valores del Reino de Dios que anticipamos en esta tierra”; a la vez que les animó a emprender una “vuelta a ser discípulos de Jesús y una vuelta con seriedad a los fundadores y al primer grupo que estaba con ellos, sin dejar de estar insertados en los problemas y la cultura de hoy”.

Cambio de ánimo

Más tarde, en conversación con este semanario, el cardenal se mostró satisfecho por este Año de la Vida Consagrada, “una de las bellísimas intuiciones del Papa”. Tras encontrarse con más de cuarenta mil religiosos ha descubierto que “la situación de la Vida Consagrada ha cambiado”, ya que se ha pasado de un momento en el que la Iglesia se preguntaba “si la Vida Consagrada tenía futuro y si los carismas tienen sentido en la Iglesia, con grandes dificultades, como el envejecimiento de los religiosos y la falta de vocaciones”, a un optimismo basado en la esperanza: “Ahora lo que vemos es que la situación ha cambiado. Los problemas existen, pero el ánimo ha cambiado, se ve un camino de esperanza”, aseguró.

Diseminados por varios conventos y comunidades de la ciudad, las 250 plazas dispuestas por la organización se agotaron enseguida. El rostro actual de los consagrados lo han conformado 79 religiosos y 171 religiosas de 78 congregaciones (54 femeninas y 14 masculinas).

En el nº 2.969 de Vida Nueva

 

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