Ante el inicio del Sínodo, Francisco pide un amor entre esposos “duradero, fiel, recto, estable”

Da comienzo la XIV Asamblea General Ordinaria, centrada en la familia

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El papa Francisco durante su homilía inaugural de la XIV Asamblea General

MARÍA PÉREZ | Una Basílica de San Pedro repleta de cardenales, obispos, sacerdotes, laicos y religiosos de todos los países del mundo ha acogido hoy domingo 4 de octubre la Santa Misa inaugural de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, que se celebrará del 4 al 25 octubre en el Vaticano. Presidida por el papa Francisco, tanto las lecturas como la homilía han estado centradas en el drama de la soledad, el amor entre el hombre y la mujer, y la familia.

Las lecturas de este domingo parecen elegidas a propósito para el acontecimiento de gracia que la Iglesia está viviendo: la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia que se inaugura con esta celebración eucarística”, ha afirmado Francisco al comienzo de su homilía, en italiano.

Y es que las tres lecturas (Gen 2, 18-14; Sal 127; y Mc 1, 2-16) se centran en tres aspectos: el drama de la soledad, el amor entre el hombre y la mujer, y la familia. Aspectos que Francisco ha ido desgranando a través de esta celebración inaugural del Sínodo.

La soledad

En palabras de Francisco, “la soledad es el drama que aún aflige a muchos hombres y mujeres”.

“Hoy se vive la paradoja de un mundo globalizado en el que vemos tantas casas de lujo y edificios de gran altura, pero cada vez menos calor de hogar y de familia; muchos proyectos ambiciosos, pero poco tiempo para vivir lo que se ha logrado; muchos placeres, pero poco amor; tanta libertad, pero poca autonomía… Son cada vez más las personas que se sienten solas, y las que se encierran en el egoísmo, en la melancolía, en la violencia destructiva y en la esclavitud del placer y del dios dinero”.

Ante los participantes en el Sínodo presentes en la Basílica de San Pedro, el Papa ha pedido un “amor duradero, fiel, recto, estable, fértil” para nuestro tiempo. “Las sociedades más avanzadas son precisamente las que tienen el porcentaje más bajo de tasa de natalidad y el mayor promedio de abortos, de divorcios, de suicidios y de contaminación ambiental y social”.

El amor entre el hombre y la mujer

Este es, según Bergoglio, el sueño de Dios para su “criatura predilecta”, el hombre: “Verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación reciproca”.

“Dios bendice el amor humano, es él el que une los corazones de dos personas que se aman y los une en la unidad y en la indisolubilidad. Esto significa que el objetivo de la vida conyugal no es sólo vivir juntos, sino también amarse para siempre”.

La familia

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Panorámica de la Basílica de San Pedro durante la celebración

“Para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su creatura estará destinada a la soledad. En efecto el miedo de unirse a este proyecto paraliza el corazón humano”, ha afirmado Francisco.

“Paradójicamente también el hombre de hoy permanece atraído y fascinado por todo amor autentico, por todo amor sólido, por todo amor fecundo, por todo amor fiel y perpetuo. Lo vemos ir tras los amores temporales, pero sueña el amor autentico; corre tras los placeres de la carne, pero desea la entrega total (…). Los placeres prohibidos perdieron su atractivo cuando han dejado de ser prohibidos”.

En en actual contexto social y matrimonial “difícil”, el Papa ha señalado tres misiones que la Iglesia está llamada a vivir: en la fidelidad, en la verdad y en la caridad.

  • Vive su misión en la fidelidad a su Maestro “para defender el amor fiel y animar a las numerosas familias que viven su matrimonio como un espacio en el cual se manifiestan el amor divino; para defender la sacralidad de la vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vinculo conyugal”.
  • Vive su misión en la verdad “que no cambia según las modas pasajeras o las opiniones dominantes. La verdad que protege al hombre y a la humanidad de las tentaciones de autoreferencialidad y de transformar el amor fecundo en egoísmo estéril, la unión fiel en vinculo temporal”.
  • Vive su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás, sino que se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser hospital de campaña, con las puertas abiertas para acoge a quien llama pidiendo ayuda y apoyo”.

Francisco ha terminado su homilía inaugural pidiendo al Señor “que nos acompañe en el Sínodo y que guíe a su Iglesia a través de la intercesión de la Santísima Virgen María y de San José, su castísimo esposo”.

 

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