Obituario P. Javier Osuna Gil, S. J.

Vive en nosotros quien nos enseñó con su vida a ser “amigos en el Señor”

osuna

El lunes 24 de agosto se nos comunicó que el P. Javier Osuna Gil, S. J. murió. La sorpresa de la noticia nos causó estupor al inicio, sin embargo, poco a poco se fue vislumbrando el anuncio de la pascua de un hermano cuya vida fue hacerse amigo de quienes conocía y servía; con humildad siempre ofrecía su amistad con el afecto y cariño de un sincero discípulo de Jesucristo.

Una vida que transparentó la fuerza propia del Espíritu que nos contagia de mística, hondura y profundidad. En Javier descubrimos lo que significa ser maestro del Espíritu, un verdadero maestro por su testimonio, su coherencia y su adecuada acción de llevar al sujeto con Dios, un verdadero acompañante espiritual. Cuando orientaba los ejercicios espirituales  se esforzaba con tacto y delicadeza en hacer que la criatura se encontrara con el Creador, por ello su interés lo ponía en transparentar de manera breve y sucinta lo que el Espíritu le mostraba en ese proceso de discernimiento. Buena pluma en los asuntos de Dios, lo llevó a evangelizar con sus escritos a quienes nos envolvía su lectura y nos apasionaba su instrucción.

Amiguero, compinche, acogedor y cercano con sus hermanos de comunidad. Sencillo y generoso en el trato, hizo que su obra Amigos en el Señor lo identificara en la Compañía Universal, y particularmente en América Latina y el Caribe, como buen jesuita y hombre de Dios. Propiciaba el encuentro de comunidad, siempre encontraba el pretexto para permanecer en la mesa un poco más al calor de un buen diálogo, una conversación amena o la crítica del acontecimiento de turno que lo ameritaba. Humilde y austero consigo mismo, era amplio y dadivoso con los otros.

Una vida que nos ha dejado vida a lo largo de su vida. Es lo que podemos constatar cuando compartimos la vida de nuestro querido Javier. Jocoso, bromista, de buen humor, oportuno a tiempo y destiempo para sus comentarios y aportes. Nos deja el sabor del Espíritu que transparenta el don de la amistad.

P. Víctor M. Martínez Morales, S. J.

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