Nace la REPAM: por una Iglesia con rostro amazónico

La nueva red eclesial presentada en el Vaticano es ya compañía y estímulo para los pueblos de la región

Amazonía

ÓSCAR ELIZALDE PRADA (BRASIL) | Como “un nuevo incentivo y un aldabonazo para la obra de la Iglesia en la Amazonía”, así calificó el cardenal brasileño Cláudio Hummes, ofm, la creación de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM). “Allí la Iglesia quiere ser, con valor y determinación, Iglesia misionera, misericordiosa, profética, cercana a toda la gente, especialmente a los más pobres, a los excluidos, a los descartados, a los olvidados y a los heridos. Una Iglesia con ‘un rostro amazónico’ y un ‘clero autóctono’, como propuso el Papa en un discurso a los obispos de Brasil”, agregó el presidente de la Comisión para la Amazonía de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).

El mensaje del cardenal Hummes se sumó a las palabras pronunciadas por el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz; el arzobispo de Huancayo (Perú) y presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (DEJUSOL-CELAM), Pedro Ricardo Barreto Jimeno, sj; el secretario general de Cáritas Internacional, Michel Roy; y el secretario ejecutivo de la REPAM, Mauricio López, durante la presentación de la Red en el Aula Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el pasado 2 de marzo.

El cardenal Turkson destacó “no solo el enorme significado simbólico que reviste para la Iglesia en la sede de Pedro, sino también la voluntad de darle visibilidad”. En este sentido, señaló tres características que se derivan de su plataforma, estructura y modo de funcionamiento, así como de sus prioridades de acción y de su modo de acreditación, que bien “podría servir de modelo a Iglesias locales de otros continentes que deben enfrentar retos parecidos”.

  • En primer lugar, la transnacionalidad de la Red refleja “la toma de conciencia de que una acción eficaz que contrastase los retos que van más allá de las fronteras de un solo Estado, requería la sinergia de las fuerzas vivas de todas las naciones interesadas”; es decir, de los nueve países que comparten los aproximadamente seis millones de km2 que constituyen el bioma o sistema de vida amazónico, considerado el bosque tropical más extenso del mundo: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela. Entre su población, se estima que 2.779.478 personas pertenecen a 390 pueblos indígenas que hablan 240 lenguas provenientes de 49 familias lingüísticas.
  • Como segunda característica, la REPAM propone un modelo de eclesialidad que busca “instaurar una colaboración armoniosa entre los diversos componentes de la Iglesia: congregaciones religiosas, Cáritas, diócesis, laicos, etc.”, en sintonía con la Santa Sede y con cada una de las instancias eclesiales que suscribieron la Declaración Fundacional hace seis meses (ver recuadro): el DEJUSOL-CELAM, la Comisión para la Amazonía de la CNBB, la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Religiosos y Religiosas (CLAR), y el Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC).
  • Finalmente, el compromiso por la defensa de la vida constituye la tercera característica de la Red. De acuerdo con el cardenal Trukson, “está en juego la defensa de la vida de numerosas comunidades que, sumadas, representan más de 30 millones de personas. Están amenazadas por la polución, el cambio radical y rápido del ecosistema del que dependen y la ausencia de tutela de sus derechos humanos fundamentales”. Por eso, añadió, “la REPAM se ha concebido como una herramienta que se puede adoptar en ámbitos clave y diversos: la justicia, la legalidad, la promoción y tutela de derechos humanos, la cooperación entre la Iglesia y las instituciones públicas en varios niveles, la prevención y gestión de conflictos, el estudio y la difusión de informaciones, el desarrollo económico inclusivo y ecuo, el uso responsable y solidario de los recursos naturales respetando la Creación, la defensa de las culturas y los modos de vida tradicionales de los diversos pueblos”.

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En el nº 2.933 de Vida Nueva

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