La reforma de la Curia vaticana entra en la fase decisiva

Los próximos días serán clave para el cambio de estructuras y mentalidad en el Vaticano

papa Francisco con cardenales

DARÍO MENOR (ROMA) | Al papa Francisco no le sobra el tiempo. A punto ya de cumplirse el segundo aniversario desde su elección como obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio quiere que la reforma de la Curia entre en una nueva fase. Para sacar adelante la profunda renovación de la Iglesia católica que ha puesto en marcha, el Pontífice comienza con la Santa Sede.

Ya dio una idea de todo lo que no le gustaba con su demoledor discurso de antes de Navidad, en el que desgranó las 15 enfermedades que corroen por dentro el Vaticano.

Francisco fusionará algunos organismos, suprimirá otras instituciones, aunará esfuerzos e impondrá una mayor racionalización y coordinación entre los dicasterios.

La semana del 9 al 15 de febrero abrirá una etapa crucial en la reforma de la estructura y la mentalidad de la Santa Sede. Del lunes al miércoles, está convocada la octava serie de sesiones de trabajo del C-9 para ultimar el documento dedicado a los cambios en las instituciones vaticanas. Será debatido en la reunión del Colegio cardenalicio durante los dos días siguientes. En los encuentros del jueves y el viernes se estudiarán, además, las propuestas adicionales que hagan los purpurados, a algunos de los cuales les han pedido con anterioridad que preparen un borrador con sus opiniones.

Hay una gran expectación puesta en esos debates, una oportunidad casi única para que los cardenales hablen con libertad sobre la marcha de la Iglesia y rebatan entre ellos sus propuestas ante la atenta escucha del Papa.

Reorganización de dicasterios

Siendo los seglares la inmensa mayoría en la Iglesia, parece obvio que estén en la primera fila del organigrama vaticano. Esta nueva institución asumiría las competencias de tres pontificios consejos existentes en la actualidad: Laicos, Familia y Operadores Sanitarios.

También se ha especulado con la eventual fusión entre el Pontificio Consejo Justicia y Paz y Cor Unum. Un purpurado buen conocedor de la Curia y que prefiere mantenerse en el anonimato (“no sería prudente que mi nombre saliera publicado diciendo estas cosas a tan pocos días del consistorio”, se excusa) considera posible que Cor Unum no acabe fusionándose con Justicia y Paz, sino con la Limosnería Apostólica. “Muchos de estos organismos nacidos tras el Concilio Vaticano II no tienen mucha razón de ser, como ocurre en este caso. Su papel lo puede hacer la Limosnería, una institución histórica y que está ahora funcionando muy bien”, asegura.

Otro cardenal que tampoco quiere que su nombre sea publicado comparte el diagnóstico. “Hemos ido creando organismos desde los tiempos de Pablo VI, cada uno con alrededor de 30 trabajadores. ¿Y qué hacen estas instituciones? Estudian los problemas, redactan escritos, organizan congresos y hacen viajes. Y todo eso cuesta mucho dinero. No debemos cargar al Vaticano con eso. ¿Tiene sentido que se estudien todos los temas? La Iglesia, lo que debe hacer, es actuar”, sostiene.

Según las opiniones de algunos cardenales, otro dicasterio que debe cambiar es Diálogo Interreligioso. Y “también habría que cerrar el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización”. Otro punto que tratarán los miembros del C-9 será la eventual remodelación de la Secretaría de Estado.

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En el nº 2.928 de Vida Nueva

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