Luigi Ciotti, el sacerdote que planta cara a la Mafia

Uno de los tres personajes Favoritos de Vida Nueva en el último número

Ciotti entrega al Francisco la estola del padre Giuseppe Diana, asesinado por la Mafia, en un acto en Roma el pasado marzo.

Ciotti entrega al Francisco la estola del padre Giuseppe Diana, asesinado por la Mafia, en un acto en Roma el pasado marzo.

JAVIER RODRÍGUEZ. FOTOS: LIBERA Y CNS | Al jefe de la Cosa Nostra Salvatore Riina se le llevan los demonios cuando ve que la Iglesia se enfrenta a la Mafia, así se desprende de las amenazas que dedica desde prisión al padre Luigi Ciotti, promotor incansable de Libera, organización que coordina a las asociaciones antimafia, y director de la revista Narcomafie.

Cuando alguien como Totó Riina, condenado por 140 asesinatos como líder de la Cosa Nostra, amenaza no es en vano, y menos a un sacerdote teniendo por sabido que en 1993 sus hombres quitaron la vida al padre Pino Puglisi, quien se había significado en la lucha contra la Mafia en el barrio Brancaccio de Palermo. El paralelismo entre ambos lo estableció el propio capo durante un paseo por el patio de la cárcel con otro jefe mafioso, Alberto Lorusso, cuando afirmó que Ciotti “se asemeja demasiado al padre Puglisi y debe seguir el mismo destino” y terminando con un aún más explícito: “Ciotti, Ciotti, putissimu así matarlo[1].

Las amenazas, desveladas por el diario La Reppublica, se pronunciaron en septiembre del año pasado, en vísperas del aniversario de la muerte del padre Puglisi, pero el amenazado Ciotti no ha sabido de ellas hasta que han sido del dominio público. No obstante, Gabriella Stramaccioni, portavoz de Libera, ha declarado que “desde hace algunos meses sí hemos recibido señales inquietantes e inexplicables”, un “clima” que se explica ahora con “las palabras de Riina, hay que entender que el jefe ha hablado“.

Desde que se ha conocido la situación, numerosos personajes públicos han expresado su apoyo al sacerdote en su lucha contra la Mafia, sempiterna lacra de Italia. Es el caso del presidente del Senado Piero Grasso, del alcalde de Roma Ignazio Marino o de Nicola Zingaretti, presidente de la región de Lazio.

Otras muchas muestras de solidaridad de organizaciones e instituciones se recogen en la propia página de Libera. Pueden ser particularmente expresivas las palabras de la organización social Legambiente :

Las palabras expresadas por Riina sobre don Ciotti muestran cómo la Mafia teme el trabajo incansable de un hombre testarudo que siempre se ha movilizado en contra de la dominación social y económica del crimen organizado.

 

La respuesta de Ciotti

Después de tener conocimiento de las amenazas, don Ciotti no ha tardado en contestar a través de la web de Libera [ver original], donde las califica de “muy significativas”, no solo contra él “sino contra todas las personas comprometidas desde hace 20 años con la justicia y la dignidad de nuestro país. Los patriotas a tiempo completo, no de forma intermitente”.

Asimismo, atribuye el nerviosismo de los mafiosos a que “saben olfatear el peligro y lo sienten por la policía y por gran parte del poder judicial, la rebelión de la conciencia y las comunidades que levantan la cabeza y ya no aceptan el fatalismo, la sumisión y el silencio“. Ciotti también hace un llamamiento a la clase política al afirmar que:

La Mafia no sólo es un acto criminal, es la consecuencia de un vacío de democracia, justicia social y bien común. Hay medidas urgentes que deben tomarse y aprobarse sin demasiadas mediaciones y compromisos. Por ejemplo, la confiscación de bienes, que es una doble ofensa a la Mafia, como las palabras de Riina confirman. Esos bienes pasan a sumar un uso social y a restar en las finanzas mafiosas.

Va más allá el sacerdote italiano al apuntar a “la corrupción, la incubadora de la Mafia“. Toda “una mentalidad que tenemos que erradicar” marcada por “los pactos debajo de la mesa” y “la deshonestidad vestida con buenos modales“. En definitiva:

Corrupto y corruptor se dan la mano para minimizar o incluso negar el delito. A sus ojos, es una acción sin culpables y por lo tanto no hubo víctimas, sin embargo, la víctima somos todos nosotros.

A continuación, Ciotti explica la lucha contra los mafiosos como una manifestación más de la fe en la Palabra de Cristo:

Para mí, los esfuerzos contra la Mafia siempre ha sido un acto de fidelidad al Evangelio, a su denuncia de la injusticia y la violencia, a su posición sobre la de las víctimas, los pobres, los excluidos. En su llamado a un hambre y sed de justicia que debe ser vivida aquí, en este mundo.

Finalmente, recuerda al malogrado don Puglisi con quien se le comparó, frente al cual se considera “un hombre pequeño y frágil” pero con el que se reconoce cuando los mafiosos hablan de “sacerdotes que interfieren” y así lo reivindica:

Aquí me reconozco en esta Iglesia que interfiere, que nunca deja de volver, porque así es como se renueva la esperanza en el Evangelio, su esencia espiritual y la ética intransigente. Una Iglesia que acoge, manteniendo la puerta abierta a todos, incluso a aquellos mafiosos que les mueve un deseo sincero y profundo de cambio y conversión.

Para concluir, cita la sentencia del papa Francisco: “Una auténtica fe implica siempre un profundo deseo de cambiar el mundo“.

 

Il capo di tutti capi

Nacido en Corleone, Sicilia, al jefe mafioso Salvatore Totó Riina le apodaron Bestia por lo cruel de sus métodos, cuyo balance se estima en haber acabado personalmente con la vida de una cuarentena de personas -el primero cuando apenas contaba con 19 años de edad- y haber ordenado la de más de un centenar[2].

Eliminando rivales, agentes del Estado y civiles convirtió a su familia mafiosa, los Corleonesi, en una poderosa organización criminal y un peligro constante para la sociedad italiana desde los años 60, y él mismo se aupó a la posición de capo di tutti capi -jefe de jefes- de la Mafia desde 1974. Su reinado de terror fue tal que en 1982 el Gobierno encomendó al general Carlo Alberto Dalla Chiesa combatirle, tras haber cosechado grandes éxitos contra el terrorismo de las Brigadas Rojas, y apenas seis meses después de llegar a Palermo el militar y su esposa sucumbían asesinados por los hombres de Riina.

La larga trayectoria criminal de la Bestia, jalonada por atentados y asesinatos, culminó convertido en el criminal más buscado de la república trasalpina y cobrándose la vida en 1992 de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Poco después, en enero de 1993 el chivatazo de su chófer hizo posible su captura a manos de los Carabineri, en Palermo. Condenado a trece cadenas perpetuas, el capo mantuvo escrupuloso silencio entre rejas durante 17 años, hasta que en 2011 y siendo ya octogenario, se ofreció a colaborar con la Justicia.

 

INFORMACIÓN RELACIONADA:

[1] La Reppublica, 31 de agosto de 2014.
[2] El País, 30 de octubre de 2011.

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