El Papa, a la mafia: “Convertíos, todavía tenéis tiempo para no acabar en el infierno”

papa Francisco con el sacerdote Luigi Ciotti, fundador de asociación Libera de ayuda a las víctimas de la mafia

Francisco clama contra el “poder ensangrentado”

papa Francisco en una vigilia de oración junto con las víctimas de la mafia marzo 2014

En la vigilia de oración con las víctimas de la mafia

ANTONIO PELAYO (ROMA) | La mafia no es solo un argumento preferido de los guionistas de cine; cada año, esta organización criminal –en realidad son cuatro: la mafia siciliana, la camorra napolitana, la n’drangheta calabresa y la sacra corona unida de Apulia– se cobra decenas de víctimas inocentes y produce gravísimos daños a la economía italiana a través de la corrupción.

En 1995, el sacerdote Luigi Ciotti fundó la asociación Libera con el intento de movilizar a la sociedad civil en la lucha contra el crimen organizado y promover la legalidad y la justicia. Un año después, instauraron para el 21 de marzo (día en que comienza la primavera) una Jornada de la memoria y del compromiso en la que 1.600 asociaciones, escuelas y otras realidades asociadas organizan una marcha para mantener viva la conciencia colectiva sobre la amenaza que representa la mafia contra la democracia y la legalidad.

El papa Francisco quiso asociarse este año a la iniciativa de Libera y acudió este 21 de marzo, por la tarde, a la cercana iglesia de San Gregorio VII para participar en una vigilia de oración. Abarrotaban el templo 700 familiares de las víctimas de la mafia venidos de toda Italia, representantes del total de 15.000 personas que han sufrido el dolor de la pérdida de uno o varios seres queridos a manos de la violencia mafiosa; les acompañaban muchos de los voluntarios de la asociación.

El encuentro comenzó con un saludo de Ciotti, vestido con su habitual jersey negro, que agradeció al Papa su “disponibilidad para acompañar a los familiares en este momento cargado de dolor, pero también de esperanza”. Después se dio lectura emocionada a los nombres de las 842 víctimas de la mafia de las que se tiene constancia (aunque, sin duda, son muchas más) y se leyó el evangelio de las bienaventuranzas.

Vencer la corrupción

Conmovido, Bergoglio, que llevaba sobre los hombros la estola del sacerdote Peppino Diana, asesinado hace 20 años por un sicario de la camorra, dio inicio a su breve alocución. “El deseo –dijo a la asamblea, que le escuchaba en un silencio absoluto– que quiero compartir con vosotros es una esperanza: que el sentido de la responsabilidad, poco a poco, venza sobre la corrupción en todas las partes del mundo. Y esto debe partir de dentro, de las conciencias, y desde allí tiene que resanar los comportamientos, las relaciones, las opciones, el tejido social, de manera que la justicia gane espacio, se ensanche, se enraíce y tome el puesto de la inequidad”.

papa Francisco con el sacerdote Luigi Ciotti, fundador de asociación Libera de ayuda a las víctimas de la mafia

Con Luigi Ciotti, fundador de Libera

El Pontífice argentino reservó el último párrafo de su emocionado discurso para hacer este solemne llamamiento: “Siento que no puedo acabar de hablar sin decir una palabra a los grandes ausentes, a los protagonistas ausentes: a los hombres y mujeres de la mafia. Por favor, cambiad de vida, convertíos, deteneos, dejad de hacer el mal. Nosotros rezamos por vosotros. Convertíos, os lo pido de rodillas; es por vuestro bien. Esta vida que vivís ahora no os dará placer, no os dará alegría, no os dará felicidad. El poder, el dinero que tenéis ahora fruto de tantos asuntos sucios, de tantos crímenes mafiosos, es dinero ensangrentado, es poder ensangrentado, y no podréis llevarlo a la otra vida. Convertíos, todavía tenéis tiempo para no acabar en el infierno. Es lo que os espera si continuáis en este camino. Habéis tenido un padre y una madre; pensad en ellos. Llorad un poco y convertíos”.

Estas palabras de Francisco hicieron recordar a todos las que pronunció el 9 de mayo de 1993, en el valle de Agrigento, el beato Juan Pablo II: “Lo digo a los responsables [de la mafia]: ¡Convertíos, una vez, un día llegará el juicio de Dios!”. Karol Wojtyla lo hizo gritando, empuñando con su mano derecha el báculo pastoral y alzando hacia el cielo su dedo índice. El Papa latinoamericano prefirió una voz queda, pero no por ello menos profunda y acusadora.

Al día siguiente, en la ciudad de Latina, unas 100.000 personas, entre ellas muchos jóvenes, desfilaron contra la mafia. Destacaban personalidades como el presidente del Senado, Pietro Grasso, o el fiscal antimafia, Giancarlo Casselli, que reconocieron la importancia del llamamiento papal.

Don Ciotti advirtió: “Lo que sirven son los hechos y menos las palabras. También porque muchas palabras se han convertido en malsanas, incluso las palabras antimafia o legalidad. ¿Hay alguno que se declare a favor de la mafia? Ninguno, pero también, sobre esta [legalidad] se ha construido una falsa credibilidad. Comprometámonos a que no la vacíen de contenido”.

Otro paso contra la pederastia

Por otro lado, el 22 de marzo, la Sala de Prensa de la Santa Sede informó sobre la institución de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores, anunciada ya el 5 de diciembre del año pasado por el arzobispo de Boston, Seán Patrick O’Malley, al finalizar los trabajos de la reunión del C-8 cardenalicio, que había tratado ampliamente el asunto de la pederastia clerical.

Marie Collins víctima de un cura pederasta

Marie Collins, víctima de abusos, miembro de la nueva comisión

El Papa ha nombrado, por ahora, a ocho de los miembros que componen dicha comisión. Cuatro mujeres y cuatro hombres. El primero es el ya citado cardenal estadounidense; a él se añaden el jurista italiano Claudio Papale y dos jesuitas que se han especializado en este escabroso tema: el argentino Humberto Miguel Yáñez y el alemán Hans Zollner.

El primero es alumno del entonces profesor de teología Jorge Mario Bergoglio y, en la actualidad, es profesor de Teología Moral en la Universidad Gregoriana; el segundo, psicólogo y psicoterapeuta, fue el organizador del simposio que tuvo lugar en febrero de 2012, en la Gregoriana, sobre la pedofilia.

Pero el nombre que ha suscitado mayor atención por parte de la opinión pública es el de Marie Collins. Esta irlandesa de 66 años fue víctima de un abuso sexual en 1960, cuando tenía solo 13 años, por parte de un sacerdote que la visitó en el hospital donde estaba internada.

Ha sido una muy activa protagonista en la lucha contra los depredadores sexuales de la infancia, creando numerosas asociaciones de apoyo a las víctimas. En el antes citado simposio de la Gregoriana, contó, con extraordinaria valentía, su trágica experiencia.

“Esperaba –ha dicho Collins– que hubiese algún representante de las víctimas en la comisión, pero no tenía ni idea de que iba a ser yo. Para mí ha sido una sorpresa absoluta… Sobrevivir a un abuso por parte de un clérigo ha sido para mí un viaje duro y difícil. Ha habido momentos en que me pregunté si no debía abandonar la Iglesia católica. Por eso, encontrarme ahora formando parte de la Comisión es algo que no podía prever”.

Las tres restantes mujeres son la polaca Hanna Suchoka, ex primera ministro de su país y, hasta hace pocos meses, embajadora ante la Santa Sede; la inglesa Sheila Hollins, especialista en pedosiquiatría y presidenta, hasta 2013, de la British Medical Association; y la francesa Catherine Bonnet, especializada en psicología infantil.

Según el portavoz vaticano, Federico Lombardi, será tarea de la Comisión –a la que se añadirán nuevos miembros, provenientes de otras zonas del mundo– preparar sus estatutos y definir sus competencias y funciones. “El papa Francisco –subrayó– pone en claro que la Iglesia debe considerar la protección de los menores como una de sus más altas prioridades y, para promover la iniciativa en este campo, ha indicado los nombres de diversas personalidades altamente cualificadas y conocidas por su compromiso en este tema”. [EDITORIAL: Las víctimas de los abusos actúan]

Audiencias en espera de Obama

Finalmente, no han faltado estas semanas las citas del Papa con representantes de estados y gobiernos del mundo entero. El 20 de marzo le visitó Filip Vujanovic, presidente de la República de Montenegro. Al día siguiente, fue el turno del presidente de la República de Malta, George Abela, que pronto abandonará su cargo.

Al recibir el 22 al presidente de Nigeria, Goodluck Ebele Jonathan, el comunicado no pudo dejar de subrayar que en el coloquio se “había reiterado la común condena de toda forma de violencia y se ha expresado el deseo de que se restablezca la pacífica convivencia en todo el país”.

El 27 de marzo es esperado en el Vaticano el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama; se trata de una visita sin duda transcendente y a la que la Casa Blanca concede un notorio interés. No por nada, la prestigiosa revista Fortune ha puesto al papa Francisco en la cabeza de la lista de los 50 líderes del mundo que considera más influyentes.

En el nº 2.888 de Vida Nueva

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