Pironio + Martini

José María Arnaiz, smJOSÉ MARÍA ARNAIZ, SM

“Algunas sugerencias para ir en la buena dirección y para “ir a misa” y aumentar la fe: es todo un arte celebrar bien; el sacerdote juega un papel importante y su capacidad de comunicar es indispensable y tiene que comunicar fe; el lenguaje y los gestos serán entendibles; los laicos no pueden ser meros espectadores”.

En el otoño de 1993, regresaba a Roma tras la visita a los marianistas de América Latina, y uno de los arzobispos del continente, hoy cardenal, me interpeló diciendo que “la Vida Consagrada estaba en el origen de todos los problemas de la Iglesia”. Esa frase y algunas realidades que había tenido que ver hizo –atrevido de mí– que pidiera al cardenal Pironio una audiencia con el cardenal Martini. Buscaba orientación y poner un poco de música a la letra de lo que había oído para que se escuchara tamaña afirmación en ambientes de cordura e influencia.

A principios de noviembre, tenía el gusto de estar con los dos grandes. Fueron dos horas inolvidables. Pude ver dos vidas entrelazadas por el cariño y la sabiduría. Oí en broma, pero con gusto: “Tú deberías haber sido papa”, a lo que Pironio respondía: “Pero a ti sí te tocará”.

Y entramos en el tema. Según Pironio, y haciéndose eco de una frase de Pablo VI, “la Vida Consagrada es ‘la quilla’ de la nave de la Iglesia”. Para Martini, es “el motor”.

¿Qué me queda de aquel encuentro? La lucidez y la audacia, el no tener miedo y la convicción de Martini; la esperanza, sin la que es imposible vivir; la cruz, melodía de fondo de la vida de Pironio, que la cantó a coro pero con tono de Pascua.

Pironio y Martini, buena marca de cardenales que puede servir a la Iglesia del siglo XXI; una Iglesia solidaria, lúcida, audaz, llena de misericordia, misionera y que contagia vida. Marca de cristianos posconciliares aquilatados en el testimonio, la confesión de la fe, la serena alegría, el amor a la Iglesia y la lectura orante de la Biblia.

Son una marca de un camino espiritual, que ayuda a andar con paso firme y ligero por las rutas del tercer milenio. Marca de hombres expertos en humanidad, amigos de Dios y apasionados de Jesús. Es una marca que se paga cara porque escasea. Con todo, es bueno hacer un poco de marketing de ella al evocar los 15 años de la muerte del cardenal Pironio.

En el nº 2.836 de Vida Nueva.

Compartir