Diferentes colectivos proponen medidas para “cambiar los valores”
VICENTE L. GARCÍA. VITORIA | Los expertos en publicidad avalan el fenómeno de un crecimiento de la creatividad en tiempos de crisis. La solidaridad también participa de ese fenómeno, y prueba de ello es la campaña iniciada por un grupo de cristianos de Vizcaya integrados en diferentes grupos y movimientos eclesiales (Barandiaran Kristau Elkartea, Cáritas Diocesana, Cristianos Socialistas, Fe y Justicia, Itaka y Misiones Diocesanas), que, bajo el epígrafe de Compromisos cristianos ante la crisis, y “ante la actual situación, hemos decidido adoptar una actitud proactiva y poner nuestro granito de arena para cambiar los valores de nuestra sociedad”.
Uno de sus promotores, Carmelo Corrada, desde Cáritas Bizkaia, desarrolla para Vida Nueva esta iniciativa popular y eclesial: “Estamos convencidos de que el sistema socio-económico exige cambios profundos y que debemos denunciar sus injusticias. Pero estamos igualmente persuadidos de que debemos aceptar la cuota de responsabilidad que nos corresponde en el mismo y actuar en el ámbito de nuestra conducta personal para suscitar los cambios que estén en nuestra mano”.
“Durante todo un año se ha ido trabajando esta iniciativa, que parte de la carta pastoral que los obispos vascos sacaron en el 2011: Una economía al servicio de las personas”, dice Corrada. “No se trata de decir a nadie lo que tiene que hacer; más bien, pretendemos ofrecer un modelo al que se pueda sumar quien lo desee, desde la fe o desde fuera de ella. En nuestro caso, estas propuestas nacen desde una coherencia con el Evangelio, pero se puede llegar a ellas por otras vías también”, matiza.
Entre estas propuestas, se contempla, por ejemplo, “donar un día de sueldo de la pensión al mes para los más desfavorecidos; ofrecer dos o tres horas semanales de trabajo voluntario en tareas de ‘transformación social’, preferentemente en organizaciones que se preocupan de las necesidades de las personas empobrecidas y buscan un modelo socio-económico más justo y más humano; actuar como contribuyentes éticamente responsables, pagando todos los impuestos sin fraudes ni artimañas legales; ahorrar en banca ética o en las entidades más comprometidas socialmente; visitar, al menos dos veces al año, una tienda de Comercio Justo, Ecológico o Solidario; o propiciar la existencia de becas u otras ayudas públicas utilizándolas responsablemente, a fin de que puedan llegar a todas las personas que
realmente las necesitan”.
En el nº 2.836 de Vida Nueva.