El CCEE organiza en Roma un congreso sobre catequesis y nueva evangelización
DARÍO MENOR | Cómo debe ser hoy la catequesis de los niños y adolescentes de 7 a 16 años en los países europeos? ¿Son también ellos protagonistas de la nueva evangelización? ¿Cómo tienen que prepararse para la primera comunión y la confirmación? A estas preguntas se trataron de responder en el XII Congreso Europeo para la Catequesis, organizado en Roma del 7 al 10 de mayo por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). [La familia, clave del éxito de la iniciación cristiana – Extracto]
Participaron prelados y responsables de las catequesis de los más de 30 episcopados del Viejo Continente. El tema elegido para el encuentro se enmarca en el contexto de reflexión que la Iglesia católica está realizando este año, en el que se conmemora el 20º aniversario de la publicación del Catecismo por parte de Juan Pablo II, se cumplen 50 años del inicio de los trabajos del Concilio Vaticano II y comienzan desde el mes de octubre las celebraciones del Año de la Fe promovido por Benedicto XVI.
Durante la primera jornada del congreso, que se celebró en su totalidad a puerta cerrada, fueron presentadas las conclusiones de un estudio impulsado por un grupo de trabajo del CCEE sobre la situación de la iniciación cristiana en Europa. El informe se basa en las más de 3.600 entrevistas personales realizadas a niños, adolescentes, padres y abuelos en diversos países europeos, según informa la agencia Zenit.
Fue el sacerdote francés Luc Mellet, responsable del Servicio Nacional para la Catequesis y el Catecumenado en su país, quien se encargó de presentar los resultados del estudio. “La investigación ha permitido hallar aspectos positivos y otros que deben volverse a examinar para responder mejor a la misión de anunciar el Evangelio y formar cristianos que vivan su fe en todas las dimensiones de su existencia”, dijo el P. Mellet.
La principal conclusión a la que llega el estudio es en cierta forma esperable, aunque no por ello menos importante: la familia es el elemento clave para la iniciación cristiana. “El encuentro con Cristo pasa siempre a través del encuentro personal y comunitario de una persona con otras que ya han acogido el don de la fe”, explica Mellet.
Quién mejor que los padres, hermanos, tíos, primos y abuelos para que un niño comience a embeberse de la esencia de ser cristiano. El hecho de acudir en familia a misa los domingos y de seguir todos juntos fiestas como la Navidad y la Semana Santa tiene un gran valor para la catequesis, sobre todo durante los años de la adolescencia, cuando muchas personas tienden a dar la espalda a todo lo que significa la religión.
La importancia de la familia para la transmisión de la fe es tal que la relación no se produce solo en un sentido. El estudio realizado por el CCEE asegura que, en ocasiones, el hecho de que un niño siga un curso de catequesis puede hacer que sus padres y hermanos comiencen a hacerse preguntas y renueven así su conciencia religiosa.
Amigos y escuela
Otro elemento para que tenga éxito la iniciación cristiana entre los pequeños y adolescentes son los amigos. Si estos están realizando el mismo camino, hay más posibilidades de que la catequesis funcione, pues, para los menores, poder vivir su fe en compañía de otras personas de su edad es casi imprescindible. Si, cuando va a la iglesia, un niño encuentra solo a adultos y ancianos, es poco probable que lo considere un lugar atractivo.
Por el contrario, si ve allí a sus amigos, con quienes además comparte su fe y la celebra en compañía, es muy posible que la religiosidad no le abandone conforme va creciendo. Además de la familia y las amistades, el estudio cita la escuela y la posiblidad de realizar acciones concretas relacionadas con el cristianismo como otros elementos que contribuyen a que el individuo madure su fe.
Los participantes en el congreso utilizaron el Instrumentum Laboris del Sínodo sobre la nueva evangelización, que se celebrará en octubre, para estudiar cómo insertar la iniciación cristiana de niños y jóvenes en este contexto.
Durante el encuentro, hubo dos celebraciones eucarísticas señaladas. La primera, que abrió los trabajos, estuvo presidida por el cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, quien en su homilía destacó que los santos “son la más eficaz catequesis viviente que Dios ofrece a su pueblo”. La segunda fue una misa por Europa, presidida por el cardenal húngaro Péter Erdö, presidente del CCEE.
En el nº 2.801 de Vida Nueva.