La Iglesia chilena pide perdón por los casos de abusos

Un mensaje de los obispos tras su Plenaria reconoce el antitestimonio que suponen


JOSÉ LUIS CELADA | Al concluir su 101ª Asamblea Plenaria en Punta de Tralca, los miembros de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) difundieron el pasado día 8 un mensaje en el que expresan su “profundo dolor por los casos pasados y recientes de abusos de menores y jóvenes, cometidos por miembros del clero y personas consagradas”. Los obispos reconocen que no siempre han reaccionado “con prontitud y eficacia ante las denuncias”, y manifiestan su “cercanía y solidaridad con las víctimas de estos abusos y con sus familias”, cuyos sufrimientos hacen suyos.

Asimismo, ofrecen su “petición de perdón, el apoyo que podamos darles, además de nuestra oración”. Una petición que extienden “a toda la comunidad eclesial por el mal ejemplo dado por algunos de sus ministros”.

Conscientes de que la Iglesia, aunque santa, está “necesitada de purificación”, los prelados no olvidan el testimonio que de ellos se espera. Y añaden: “Entre las situaciones más repudiables en la vida y el ministerio de un sacerdote, se encuentra el autoritarismo, el abuso de poder y el abuso sexual contra menores y jóvenes”.

Don y responsabilidad

A renglón seguido, y tras recordar con Juan Pablo II que “quienes abusan de niños y jóvenes no tienen lugar en el sacerdocio”, el texto subraya que “el compromiso del celibato es un don de Dios a su Iglesia, pero a su vez una gran responsabilidad de fidelidad al Señor, a la misión de la Iglesia y a las personas a quienes debemos servir con el amor de Cristo”.

Alentados por su deseo de “perseverar en el camino de la transparencia, la verdad y la justicia”, los pastores se suman a las peticiones de perdón que se han sucedido en la Iglesia chilena a raíz de la sentencia impuesta por la Santa Sede al sacerdote Fernando Karadima, acusado de abusos sexuales a menores.

Ante la cercana beatificación de Juan Pablo II, los prelados chilenos redoblan su llamamiento a “la santidad de vida” y reivindican “la comunión misionera” como tarea de todos, pastores y laicos.

En el nº 2.750 de Vida Nueva (artículo completo para suscriptores)

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