Raymundo Damasceno: “Hay que invertir más en la educación en la fe”

Arzobispo de Aparecida (Brasil) y presidente del CELAM, es uno de los nuevos cardenales nombrados por el Papa

(Jimmy Escobar G.– Bogotá) Dos son los prelados latinoamericanos creados cardenales en el Consistorio del día 21: el arzobispo emérito de Quito (Ecuador), Raúl Eduardo Vela Chiriboga, y Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil), con quien Vida Nueva Colombia habló en su reciente paso por Bogotá. Como presidente también del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), manifestó en esta entrevista sus intereses y preocupaciones: desde la democracia en los diversos países hasta la corrupción que ataca a los gobiernos de la región, así como la vuelta de los cristianos a los valores del Evangelio.

– ¿Qué lectura haría de la América Latina actual?

Vivimos en un tiempo de democracia, con excepción de Cuba, donde no hay una democracia formal. En general, la vivimos en todo el continente, lo cual es muy bueno. Pero es importante que no sólo tengamos una democracia formal, sino que esté acompañada de justicia social; y que no sea sólo representativa, sino participativa. No basta con elegir a nuestros representantes. Es importante acompañar sus programas, para que, de hecho, los políticos ejerzan sus cargos con responsabilidad y como un servicio a la comunidad, al bien común, y como un servicio a la población más pobre.

– En ese sentido, ¿qué comentario le merece el caso venezolano?

Mirándolo un poco de lejos, se observa que es un Gobierno con tendencia autoritaria, que busca impedir de una u otra manera la expresión más libre de la población. Deseamos que Venezuela viva una democracia en la que los medios de comunicación tengan la libertad de informar a la población de lo que pasa en su país, y que la gente tenga también la libertad de expresar sus deseos. Eso es lo que queremos para Venezuela, porque es un país hermano.

Pero queremos también que haya cada vez más una integración de países hermanos en América Latina, crecer en una integración no sólo política y económica, sino también cultural y religiosa. Y en esto el CELAM es un ejemplo de búsqueda de esa integración.

– Algunos advierten un crecimiento en la oferta de credos distintos al católico en América Latina. ¿Hasta qué punto preocupa este fenómeno en el seno del CELAM?

Creo que este crecimiento de otras propuestas diferentes a la Iglesia católica se debe en parte a la debilidad de la formación de nuestros cristianos católicos. Hay que invertir más en esa formación, en la educación en la fe, desde el niño hasta el adulto y el anciano. Y ésa es una de las recomendaciones de Aparecida: formar discípulos que hagan experiencia de Cristo y que, a partir de ahí, se hagan misioneros para que lo lleven a otros que no lo conocen.

Formar más y mejor

– ¿Hay propuestas concretas más allá de una consigna general?

Hasta el momento no. Diría que hay una preocupación nuestra por formar cada vez más y mejor a los ministros ordenados, los sacerdotes y los diáconos; y cuidar mucho de la Vida Religiosa, porque tenemos todavía un número insuficiente para atender a nuestro pueblo en América Latina. En proporción con su población, el numero de presbíteros, de ministros, no es suficiente, evidentemente.

También creo, sin embargo, que las otras confesiones no han seguido creciendo tanto como en un determinado momento. Hay una estabilización, incluso muchos sacerdotes me han informado de que muchos de los que se habían ido de la Iglesia católica han regresado, sobre todo muchos de los que estaban en confesiones religiosas de cuño neoevangélico.

Más información en el nº 2.730 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, vea la entrevista completa aquí.

Compartir