Las llagas abiertas de Guatemala

La prensa del país se hace eco a diario de una situación cada vez más insostenible

(Teófilo Cabestrero– cmf. Guatemala) Los últimos días de octubre están siendo tan dantescos en Guatemala que el columnista César A. García los describía así en El Periódico: “Entre crimen, sangre, desnutrición e impunidad, llegamos a Guate-peor…”. Pero la trágica situación actual del país no se queda aquí. La población sufre en su carnes tres llagas abiertas.

A saber, en “un primer diagnóstico de trastornos mentales” auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Salud de Guatemala reconoce que la pobreza y la desnutrición, la discriminación, la violencia y la inseguridad, el alcoholismo, y los desastres naturales causan ansiedad, depresión, angustia y trastornos mentales en el 28% de los más de 14 millones de habitantes.

En segundo lugar, aumentan los embarazos y partos de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años. Según la Asociación de Mujeres Médicas, “el incesto, la violación o el abuso sexual, la estructura social de las comunidades y la falta de acceso a la educación son algunas de las causas por las que las menores se embarazan y deciden hacerse cargo de los bebés”.

Finalmente, la tercera llaga es la de la desnutrición infantil aguda en las áreas rurales. El 50% de los niños y niñas arrastra desnutrición crónica, que en la población indígena se eleva hasta el 70%. Ahora el Ministerio de Salud ha detectado 5.000 casos de menores de 5 años con desnutrición aguda.

Deseos de huir

Mientras tanto, “la violencia, el crimen y el dolor alcanzan fronteras impensables. El desasosiego, la incertidumbre, el miedo y los deseos de huir se apoderan de la mayoría de los guatemaltecos”, escribía José Rubén Zamora en El Periódico el 22 de octubre. Él mismo sufrió en sus carnes (y en las de su familia) las amenazas y la agresión, pero no huyó y ha llegado a ver condenados a sus agresores.

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