Alemania evaluará la estabilidad de los curas para luchar contra los abusos

El presidente del Episcopado, Zollitsch, en rueda de prensa

(María Gómez) El Episcopado alemán luchará contra la pederastia del clero desde la raíz, es decir, garantizando que los sacerdotes tienen una “personalidad estable”, algo que, a partir de ahora, la Iglesia se compromete a evaluar. La medida la anunciaba el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y arzobispo de Friburgo, Robert Zollitsch, al término de la Asamblea Plenaria, el jueves 23 de septiembre, que ha tratado el tema los abusos a menores por parte de ciertos sacerdotes y religiosos. “Habíamos oído muy poco a las víctimas –ha admitido el prelado–, juzgado mal los errores y orientado muy a menudo nuestras acciones para conseguir que la reputación de la Iglesia permaneciese intacta”.

Los obispos, que ya pidieron perdón, han acordado ahora un nuevo marco de actuación (actualizando las guías trazadas por ellos mismos en 2002) para impedir estos delitos en las instituciones eclesiales, y aquí es donde entra el proceso de selección de los candidatos al sacerdocio. “Uno de los criterios más importantes para un sacerdote es haber desarrollado una personalidad estable.

Así, en el marco del proceso de prevención, debemos poner el foco en las medidas terapéuticas que tomaremos ante los candidatos potenciales antes de que sean aceptados, a fin de frenar eventuales problemas mentales o lagunas en materia de desarrollo de la personalidad. Así, podremos rechazar categóricamente a los candidatos que no convienen”, explicó Zollitsch en rueda de prensa.

El obispo de Trier y director del organismo episcopal que se ocupa de los casos de abusos, Stephan Ackermann, se reunirá en noviembre con los rectores de los seminarios alemanes para discutir la puesta en marcha de estas nuevas directivas, que estarán supervisadas por psicólogos. Zollitsch también ha declarado que las indemnizaciones a las víctimas se convendrán con el Gobierno alemán.

Quien sí ya ha decidido que indemnizará a las víctimas es la Compañía de Jesús en Alemania, que fue la primera institución católica en admitir estos delitos en el país, tras las denuncias aparecidas en febrero en el Colegio Canisius.

En el nº 2.723 de Vida Nueva.

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