La prohibición del ‘burka’, ¿oportuna o peligrosa?

(Vida Nueva) La determinación de varios municipios de prohibir el burka ha avivado una polémica que algunos creen innecesaria. Pero hay debate: ¿la prohibición ayuda a la integración, o potenciará el fundamentalismo? El periodista Ilya U. Topper y el islamólogo jesuita Jaume Flaquer, ofrecen sus puntos de vista sobre este tema.

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La secta del ‘burka’

(Ilya U. Topper– Periodista de www.mediterraneosur.es) El Burka o niqab no es un fenómeno cultural, sino religioso. Pero, ¿a qué religión pertenece? Al Islam no, desde luego. Los países –Arabia Saudí, Afganistán, Yemen, Golfo…– en los que el niqab es habitual (por ley o presión social) no llegan al 8% de la población musulmana del planeta. La inmensa mayoría de los teólogos musulmanes de todos los siglos considera que cubrirse la cara es innecesario.

Por supuesto, quienes insisten en llevar niqab dicen que lo hacen “por ser musulmanas”: todas las sectas tienen tendencia a usurpar el nombre de la religión de la que se han escindido. Y quien propone este código de vestimenta es únicamente la secta wahabí, fundada en Arabia Saudí en 1745, denostada entre los musulmanes hasta inicios del siglo XX y hoy todopoderosa gracias al petróleo.

Casi peor son los argumentos del otro bando: considera el burka, también, un símbolo del Islam y pide prohibirlo para preservar los valores cristianos frente a la invasión de una religión extranjera. De poco sirve aclarar que Corán y Biblia apenas se distinguen en los valores que difunden.

Lo preocupante no es el burka, sino lo que simboliza: la ocultación de la mujer para ‘protegerla’, aislarla y evitar que se tambalee un orden social fundado en una estricta segregación sexual que prohíbe todo contacto físico.

¿Prohibir el burka es un paso en la dirección contraria? No, si se hace para “frenar la expansión islámica en la Europa cristiana” . Sí, si se hace desde un espíritu laico, se acompaña de medidas que integren a los inmigrantes en la sociedad y se recuerdan los valores universales de la igualdad de sexos.

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El ‘burka’, contra el Islam

(Jaume Flaquer- Jesuita, islamólogo y miembro de Migra-Studium) La comunidad musulmana haría bien en intentar comprender que la sociedad española no transigirá en este tema, pues entran en juego principios básicos que fundamentan la cultura y la convivencia del país. Los primeros interesados en que no prolifere esta prenda deberían de ser los propios musulmanes, puesto que cada mujer que cubre su rostro en público gana ese día para la extrema derecha el voto de algún ciudadano.

¿Qué hacer, entonces? El debate ha empezado en los municipios de Cataluña (Lleida, El Vendrell, Cunit…) y pronto llegará al Parlament catalán y a las Cortes. El mayor beneficiado será, sin duda, la extrema derecha. Hay que evitar que los debates en los ayuntamientos se vayan extendiendo como una gota de aceite y que haga que estemos todo el año con titulares sobre las adhesiones de tal o tal municipio a la prohibición.

Deberíamos poder llegar a un gran pacto, aunque sea de manera tácita, en el que se prohibiese el acceso a lugares públicos cerrados (edificios, medios de transporte, etc.) con vestimentas que oculten la identidad y, a la vez, se reconociese definitivamente el velo como símbolo de identidad religiosa fundamental.

Gran parte de este país ha apostado por la integración pública (y no sólo privada) de las obligaciones religiosas de los musulmanes, a la vez que rechaza aquellas corrientes extremistas que no tienen cabida en una sociedad de igualdad de derechos. También la Iglesia. La prohibición en la calle es de difícil fundamentación jurídica.

Ciertamente, la inmensa mayoría de musulmanes vive con normalidad su proceso de integración en nuestro país y no exigen más que el reconocimiento de los derechos que les corresponden por los acuerdos de la Comisión Islámica de España con el Estado español de 1992. Por ellos, y con ellos, debemos evitar lo que nos lleve por sendas de la conflictividad social.

Más información en el nº 2.711 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea los ‘Enfoques’ íntegros aquí.

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