Susana Nieves Moreno: “Las huellas de los que caminan juntos nunca se borran”

manos-que-cogen-el-mundo(Luis Alberto Gonzalo-Diez, cmf) Algunos llegan a pensar que la vida consagrada sólo crea palabras sonoras; otros pueden sospechar que se apropia de la profecía… Lo cierto es que la vida consagrada sólo es un testimonio de la resurrección que se ofrece, para quien quiera contemplar y creer… Nada más, y nada menos.

Hoy nos acercamos a Susana Nieves Moreno, Hija de la Caridad de Santa Ana. Queremos que nos hable de la comunidad de acogida de inmigrantes vulnerables en la que está. Es una obra pequeña, una parábola, uno de los signos del Resucitado. No cambia el ritmo de nuestra sociedad, pero seguro que algún corazón no queda indiferente.

¿De dónde parte esta iniciativa?

En mi congregación se propuso en los últimos capítulos generales establecer nuevas formas de hospitalidad. Queríamos responder, entre otros problemas, a la necesidad de acoger a los emigrantes en una época de globalización excluyente. Por eso, se ha convertido para nosotras en una prioridad el acompañamiento a personas procedentes de otros pueblos, culturas y religiones y favorecer así su integración social aquí.

La tentación de la eficacia diría: “no vais a conseguir solucionar el problema”. ¿Qué os mueve a vivir así?

No es otra que acoger a Jesús presente en el pobre, el desplazado, el perseguido… La acogida del extranjero es una de las principales cláusulas de la Alianza de Dios con su pueblo, y queremos participar en esta Alianza con nuestra opción de vida. En Jesús, además, encontramos el icono por excelencia de la acogida al visto como diferente, al excluido, al marginado.

susana-nieves-morenoEn pocas palabras, ¿en qué consiste vuestra misión?

La misión fundamental es compartir la vida con estas personas  llegadas a España en pateras y que se encuentran en situación vulnerable por carecer de esos recursos que garantizan unas mínimas condiciones humanitarias de vida (recursos económicos, sociales…), que ya han terminado su etapa en los llamados Centros de Internamiento y deben ser derivados a otras instituciones que trabajan en el mundo de la inmigración, diseminadas por todo el país.

Nosotras nos hemos insertado en esta “pastoral de la hospitalidad” a través de la Asociación de la Comisión Católica Española de Migración).

Celebrar la vida

¿Cómo afecta a vuestra vida comunitaria?

Esta realidad implica participar en su forma de entender, vivir, afrontar y celebrar la vida, también conocer su forma de relacionarse con Dios -la mayoría son musulmanes y de otras confesiones cristianas-. Momentos como la hora de las comidas son muy importantes para este diálogo en el que experimentamos la riqueza de la diversidad. Los momentos de oración son tiempos de intercambio en esta experiencia de Dios. Sin embargo, los que son musulmanes -a diferencia de los protestantes- todavía no se “atreven” a compartir directamente un rato de oración comunitaria. Como decía, la hora de compartir la mesa también es una experiencia interreligiosa; cada vez expresamos la bendición una persona diferente, cada uno en nuestra propia lengua, y constatamos que es un mismo Dios al que nos dirigimos, un mismo Dios que nos protege y nos cuida, que nos regala una creación para que podamos vivir. 

¿Dirías, entonces, que estás “aprendiendo” a vivir desde claves nuevas la propia consagración?

Estamos experimentando cómo nuestros esquemas interiores se abren, intentando asumir un equilibrio entre sus ritmos y los nuestros desde el máximo respeto. Aprendemos cada día a escuchar, a no hablar demasiado, a no preguntar, a compartir las tareas de la casa, y algunos momentos de descanso. Tanto para ellos como para nosotras, aprendemos día a día en el arte de la paciencia para que en la comunidad se viva esta realidad plural con la mayor delicadeza y libertad. La distancia África-Europa es inmensa, pero no así la distancia entre las personas. Tenemos en común la dignidad del ser humano; además, desde nuestra fe en el Dios de Jesús, experimentamos la dignidad de ser hijos e hijas de un mismo Dios, Padre de todos.

MIRADA CON LUPA

“Las huellas de los que caminan juntos nunca se borran”, afirma la máxima africana. Hacer vida con los que no tienen aquí su historia y tradición, es todo un renacimiento de la consagración. Empezar de cero, aceptar el signo, saber que no lo puedes todo… Parece sencillo, pero la inercia pesa. Muchas obras tienen que pasar el examen del amor… el de la sola eficacia no es para nosotros, ni garantiza futuro.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.658 de Vida Nueva.

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