El drama se viste de comedia

Happy, un cuento sobre la felicidad

(J. L. Celada) Tan habituados estábamos a sus melodramas familiares, que resulta extraño, casi provocativo, descubrir a Mike Leigh tratando de arrancarnos una sonrisa o -si se prefiere- acudiendo con su cámara al rescate de situaciones algo más amables de la realidad. Al menos, eso es lo que podría desprenderse de la mirada risueña y el verbo atropellado de la protagonista de su último trabajo, una joven profesora cuya aparente inocencia y desmesurado optimismo pueden llegar a despertar en el patio de butacas tanta simpatía como irritación.

Si el espectador logra sobreponerse a este escollo inicial (el excelente hacer interpretativo de Sally Hawkins, merecedora del Oso de Plata en la última Berlinale, contribuye en buena medida a ello), no cabe duda de que estará en disposición de extraer lo mejor de esta nueva (e inédita) propuesta del veterano realizador británico. En contra de lo que pudiera sugerir su aspecto ligero y su tono espontáneo.

Bajo una fachada multicolor (nunca antes las producciones de Leigh presentaron tal gama cromática) y un sencillo argumento trenzado con historias cotidianas, Happy, un cuento sobre la felicidad nos invita a conocer la filosofía vital de esa maestra treintañera empeñada en ponerle al mal tiempo buena cara: en casa, en la escuela, en la calle, en la discoteca, en unas clases de flamenco ridículas -aunque no exentas de cierta gracia-…; con la familia, con los amigos, con su monitor de autoescuela (personaje éste que se erige en contrapunto de su entusiasmo ilimitado)… En toda ocasión y en cualquier compañía, nuestra abnegada heroína del buen rollo saca a pasear su alegría. ¿Natural?, ¿creíble?, ¿o, simplemente, un recurso narrativo de infinitas posibilidades?

Conocida la trayectoria del director y guionista (Secretos y mentiras, Todo o nada o El secreto de Vera Drake, entre otros títulos), no es difícil adivinar la respuesta: con los excesos de su cándida Poppy, Mike Leigh quiere poner de manifiesto, por contraste, las carencias afectivas y sociales de cuantos salen a su encuentro. Porque, como ya sucediera en filmes anteriores, lo que a él verdaderamente le interesa es el retrato de esa clase media de su país, habitada por tipos grises, casi siempre a disgusto con las existencias que llevan y tan víctimas del sistema como de su propio miedo y/o ignorancia.

Ni de lejos es ésta una de las películas más notables del cineasta inglés, pero es de justicia advertir que la piel de comedia intrascendente, que proclama su estrategia promocional y delata el vestuario extremo de su estrella, envuelve algo más que la caja de resonancia de un humor hueco. En su interior late la eterna aspiración del ser humano por alcanzar la felicidad, aunque sin ignorar los desajustes que la mala administración de sus bondades puede provocar por el camino. Quizá los mismos que padece Happy

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Happy-Go-Lucky

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Mike Leigh

FOTOGRAFÍA: Dick Pope

MÚSICA: Gary Yershon

PRODUCCIÓN: Simon Channing Williams

INTÉRPRETES: Sally Hawkins, Eddie Marsan, Alexis Zegerman, Andrea Riseborough, Samuel Roukin, Nonso Anozie

En el nº 2.633 de Vida Nueva.

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