El futuro de Chile pasa por la educación

La Iglesia apela al diálogo para defender el acuerdo alcanzado en este campo

(J. L. Celada– Foto: Presidencia de Chile) El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) ha hecho un llamamiento a “valorar el acuerdo alcanzado” el pasado año en materia educativa y a “tratar de construir puentes de diálogo para avanzar hacia la gran meta de Chile, que es la calidad de educación que merecen los hijos e hijas de esta tierra, particularmente los que viven en mayor marginación y pobreza”.

Coincidiendo con la tramitación del Proyecto de Ley General de Educación (LGE), los obispos han dado a conocer una declaración en la que contemplan con esperanza “el futuro de la educación de nuestra patria”. Bajo el título En esta hora histórica, califican de “histórico y sin precedentes” el acuerdo que ha propiciado dicha iniciativa parlamentaria, “fruto de un trabajo de los más diversos sectores políticos y técnicos”, y que -a su juicio- es “una contribución nueva y positiva que favorece el entendimiento y la unidad, que tanto necesita Chile”.

El texto episcopal, que fue presentado en la sede de la CECh, por su presidente y obispo de Rancagua, Alejandro Goic, junto al obispo de Chillán y presidente del Área Educación de la CECh, Carlos Pellegrín, reconoce, no obstante, la necesidad de “profundos cambios legislativos y estructurales, que favorecerán la calidad de la educación”, y advierte que es “lamentable y doloroso constatar que el acuerdo firmado enfrente dificultades y se encuentre en riesgo de desaparecer”.

El Comité Permanente reitera su “visión trascendente de la educación”, que reivindica al estudiante como persona y “centro de todo el proceso que apunta a alcanzar una mejor calidad de vida, la superación de la pobreza y el bienestar total de nuestros hermanos y hermanas, entregando el acceso al conocimiento que permite a una persona alcanzar su formación integral”. Asimismo, en tanto “bien público” que precisa de cuidado y esmerada promoción, la educación tiene “una finalidad esencialmente humanizadora, y como actividad del orden de la cultura, es educación genuina cuando humaniza y personaliza, para que la persona humanice al mundo, produzca cultura, transforme la sociedad y construya la historia”.

Finalmente, los obispos invitan a los “constructores de la sociedad” a seguir trabajando para que el acuerdo prospere y a prestar especial atención a lo que todavía está pendiente para “lograr una mayor equidad, mejores posibilidades de vida y trabajo para los profesores, y modernizar la enseñanza en todas sus dimensiones para el bien de Chile”.

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