La Iglesia de Nicaragua respalda las protestas, porque “los jóvenes son la reserva moral que tenemos”

El clero nicaragüense se unió ayer, 22 de abril, a la preocupación del papa Francisco sobre la crisis en Nicaragua por las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega, que han dejado al menos 27 muertos, según las ONG, aunque el presidente solo ha reconocido 10. En un comunicado, recogido por EFE, los sacerdotes reiteran su apoyo a los jóvenes manifestantes, que ya han conseguido que se retire la polémica reforma de la Seguridad Social. “Francisco se ha expresado preocupado por la situación del pueblo de Nicaragua; aunque muchos quieran sembrar el odio y la represión, no estamos solos”, dijo el rector de la catedral metropolitana de Managua, Luis Herrera, durante la homilía dominical.

Los obispos de las archidiócesis de León y Granada, Bosco Vivas y Jorge Solórzano, respectivamente, se expresaron este domingo de manera similar en mensajes emitidos por el Canal Católico de Nicaragua, al que el Gobierno suspendió la señal el viernes pasado. Mientras, el obispo Sócrates René Sándigo también pidió a las autoridades nicaragüenses “abrirse a la sabiduría y a la sensatez”. Por su parte, el obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio Báez, consideró a los estudiantes que protestan contra el Gobierno como “la reserva moral que tenemos”.

Los templos católicos, que han servido de refugio a los manifestantes, en especial universitarios, han sido blanco de ataques por parte de la Policía. Báez, reconocido también por su carácter crítico en temas políticos, acudió junto al cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes y una veintena de sacerdotes hasta la catedral a apoyar a los estudiantes, quienes les aplaudieron. Las misas vespertinas en la catedral de Managua han sido suspendidas por tiempo indefinido y las que mantienen su horario se oficiarán en una sala anexa del templo, para poder dar refugio a los manifestantes.

La Iglesia Cubana no espera “nada” del nuevo presidente

Cuba acaba de pasar página. El apellido Castro deja de gobernar el país. Tras 12 años en el poder, Raúl Castro cede el testigo a Miguel Díaz-Canel, quien ya ha llamado a mantener la línea del Partido Comunista. ¿Qué espera la Iglesia cubana de este nombramiento? “No esperamos nada”, dice apesadumbrado a La Croix un religioso francés que lleva varios años en la isla del Caribe.

“A pesar de algunas mejoras, todavía estamos sujetos a un gran control y persistentes dificultades”, lamenta el religioso. Desde 2006, e incluso más desde la muerte de Fidel Castro en 2016, los católicos han estado esperando una flexibilización concreta del régimen comunista, especialmente para construir iglesias. En mayo de 2015, el poder cubano autorizó la construcción de una parroquia en Sandino, una ciudad costera de 40.000 habitantes en el extremo oeste de la isla: la primera desde la Revolución de 1959.

Ahora, el principal reclamo de la Iglesia en el país es poder reabrir las escuelas católicas, pero “sabemos que el Gobierno no quiere educación privada”, dice el misionero. Este rechazo se remonta a 1961, después del intento de desembarcar a cientos de exiliados cubanos en la Bahía de Cochinos, incluidos tres sacerdotes. Fidel Castro decretó la estatización de la educación pública y, en consecuencia, la desaparición de los colegios católicos y otras instituciones privadas.

La Audiencia abre juicio contra los miguelianos

La Audiencia de Pontevedra sentará en el banquillo a Miguel Rosendo, fundador de la Orden y Mandato de San Miguel Árcangel –conocidos como Miguelianos–, por medio centenar de delitos, la mayoría de abusos. Casi cuatro años después de la detención de Rosendo, la sala ha dictado orden de apertura de juicio tras desestimar el recurso de las defensas del auto de conclusión del sumario. También se sentarán los otros nueve miembros de la orden, según el periódico local Atlántico.

La sala entiende que hay indicios de delito contra los investigados que propuso el fiscal así como los de la acusación particular y ratifica el archivo de la causa contra otros siete, entre ellos Marta Paz, una de las consagradas considerada como mano derecha del líder, y el sacerdote Ignacio Oriol.

El auto determina por contra que Rosendo tendrá que responder por presuntos delitos de abusos (una veintena de ellos), contra la integridad moral, por asociación ilícita y blanqueo de capitales, delito extensible también a su mujer y a sus dos hijos. En concreto, destacan por su número los 24 delitos continuados contra la integridad moral y 25 de abusos sexuales. A los otros seis procesados se les acusa de presunta asociación ilícita. En este grupo se encuentran Ivana e Iria, otras dos consagradas así como el que fuera tesorero de la orden.

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