“Me voy con el corazón lleno de gratitud y esperanza”, aseguraba el Pontífice
El Papa vuela hacia Roma en la madrugada del domingo al lunes 28 de septiembre
MARIANO CHÁVEZ | Inmediatamente después de clausurar el VIII Encuentro Mundial de las Familias en el Parque Benjamin Franklin, el papa Francisco se dirigió hacia el Aeropuerto Internacional de Filadelfia, en donde emitió un breve pero profundo discurso de despedida para el Comité Organizador, voluntarios y benefactores del EMF, sus últimas palabras en Estados Unidos después de cinco días que le habían llevado primero a Washington y Nueva York.
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Con el rostro visiblemente agotado por el desgaste físico que ha implicado este viaje apostólico a Cuba y a Estados Unidos, el Pontífice se dirigió a los asistentes agradeciendo su colaboración para que esta visita fuera posible, y de paso, al igual que los millones de personas que lo vieron de cerca, expresó: “Ahora que me preparo para partir, lo hago con el corazón lleno de gratitud y esperanza”.
Además del agradecimiento sincero tanto a las autoridades civiles como eclesiales de Filadelfia, hizo hincapié en la enorme gratitud hacia las familias que el día anterior, en la vigilia de oración, se habían atrevido a dar su testimonio, pues, afirmó: “¡No es nada fácil hablar abiertamente de la propia vida!”.
En el corazón de su discurso, recapituló lo acontecimientos más importantes de su estancia en el país norteamericano, entre los que resaltó “la canonización de san Junípero Serra, que nos recuerda a todos nuestro llamado a ser discípulos misioneros” y también “la visita, junto a mis hermanos y hermanas de otras religiones, a la Zona Cero, lugar que nos habla con fuerza del misterio del mal. Sin embargo, tenemos la certeza de que el mal no tiene nunca la última palabra y de que, en el plan misericordioso de Dios, el amor y la paz triunfarán sobre todo”.
Asimismo, aseguró que las atenciones que han tenido para con él son, sin duda alguna, las mismas que tienen para con los más pobres, con lo cual alcanzan a ver Jesús en medio del pueblo de Dios. “Lo son también sus atenciones para con los pobres, los enfermos, los sintecho y los inmigrantes, su defensa de la vida en todas sus etapas y su preocupación por la familia”.
Antes de finalizar, y de solicitar a los asistentes que no se olviden de rezar por él, recomendó no dejar que el entusiasmo por Jesús, la Iglesia y por las familias se apague, sino “que también nosotros seamos capaces de dar gratuitamente a los demás”.
“Quiera Dios que estos días que hemos compartido produzcan frutos abundantes y permanentes; que la generosidad y el cuidado por los demás perduren. Y ya que nosotros hemos recibido mucho de Dios –dones concedidos gratuitamente, y no por nuestros méritos–, que también nosotros seamos capaces de dar gratuitamente a los demás”, finalizó.
Todavía se detuvo a saludar a una buena cantidad de asistentes, antes de dirigirse a la zona de hangares para tomar el avión que lo lleva de regreso a Roma. El lunes 28 de septiembre, alrededor de las 10:00 hora de Roma, el Papa estará de regreso.
