Las Patronas, la mano amiga frente a “La Bestia”

14 mujeres dan comida a los viajeros que buscan el sueño americano

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Las Patronas, la mano amiga de los migrantes [extracto]

RUBÉN CRUZ | Llevan 20 años siendo el sustento de millones de migrantes. Las Patronas son un grupo de 14 mujeres mexicanas que preparan 400 raciones diarias de comida y bebida para los centroamericanos que cada día se suben a “La bestia”, el tren de mercancías que conecta con Estados Unidos, donde esperan llegar para lograr el tan ansiado sueño americano. La pasada semana, Norma Romero, portavoz del grupo, estuvo en España para dar a conocer su proyecto.

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Norma Romero, durante la rueda de prensa en Madrid

La sala Alfa y Omega del arzobispado de Madrid fue testigo del testimonio de la mexicana, que fue recibida entre una multitud de aplausos que motivaron las lágrimas de sus ojos. “No encontramos el camino de Dios hasta 1995, cuando Él nos dio la oportunidad de servir al amigo migrante”, explicó Romero. Y es que un 14 de febrero 20 años atrás, dos de Las Patronas vieron como pasaba el tren de mercancías con decenas de centroamericanos que se subieron, por vez primera, de polizones al ferrocarril. Llegaban de hacer la compra y los hambrientos pasajeros les rogaron que le tiraran comida, a lo que ellas accedieron sin saber que años más tarde serían consideradas como unas firmes defensoras de los derechos humanos.

Desde ese episodio, en el que vieron una señal de su fe cristiana, no han dejado de entregar arroz, frijoles y tortillas de maíz todos los días independientemente de que haga frío o calor. Sin embargo, Las Patronas ofrecen mucho más que eso, dan esperanza a los miles de centroamericanos que emigran en busca de oportunidades en el techo del tren de mercancías. “Si tuvieran posibilidades en sus países de origen no se irían a ningún sitio, pero no las hay. Además, huyen de los conflictos que existen en sus barrios. Se trata de jóvenes con carreras y no podemos hacer nada por ayudarles”, indicó la portavoz de las heroicas mujeres.

Son innumerables las historias de violaciones de los derechos humanos que estas mujeres pueden relatar. Sin embargo, una de las historias que más les ha marcado es la de un hombre al que apuñalaron por intentar impedir que violaran a su mujer. La joven apareció en casa de Norma Romero a las 11 de la noche y se arrodilló para suplicar ayuda para su marido herido. Las Patronas lo curaron entre ellas, puesto que algunos médicos se negaron a tratarlo por su condición de migrante. Tras rezar por su recuperación, el milagro se materializó. Pocas semanas después, la pareja continuó su camino rumbo a Estados Unidos. Su sorpresa fue meses más tarde cuando recibieron una llamada del joven, que había alcanzado tierras norteamericanas y se mostró profundamente agradecido por su ayuda.

Otro de los casos que Norma Romero recordó en Madrid fue el de Óscar, un joven de 16 años que viajó en el techo de “La Bestia” con el sueño de cruzar la frontera y poder comprar un terreno en Estados Unidos y trabajar de taxista. Logró el tan ansiado sueño. No obstante, diez años después perdió la vida en un accidente de tráfico.

Las Patronas son originarias de Amtlán de los Reyes, una comunidad rural de alta marginación situada en Veracruz. La realidad es que se trata de uno de los municipios con un índice más alto de criminalidad del país azteca. De hecho, en el transcurso del viaje, de más de 3.000 kilómetros, muchos mueren mutilados. Otros son secuestros por parte de bandas organizadas que actúan en la zona y que han visto en este drama un negocio. Así, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos mexicana (CNDH), 20.000 migrantes son secuestrados al año rumbo a Estados Unidos por el cartel de Los Zetas, uno de los más peligrosos de Centroamérica. De igual modo, recalcan que la mayoría de casos no se denuncian, por lo que el número real es mucho mayor.

Secuestros en el trayecto

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El obispo Raúl Vera, Fray Tomás González y Norma Romero peregrinan por las vías

“No sólo en América estamos sufriendo este problema. Europa ahora vive un drama en sus fronteras y aguas”, recordó Romero. Por ello, espera poder trabajar en red con otras organizaciones españolas. Durante el testimonio que ofreció en su visita a la capital, dio visos de su solidaridad con los que menos tienen, sobre todo, porque “somos madres y es muy doloroso no saber si tu hijo ha logrado entrar en Estados Unidos o ha perdido la vida”. Ella representa a la otra cara de la tragedia, la solidaria, que, según ella, está presente en todos: “Nos anunciamos en redes sociales porque la gente quiere ayudar pero muchas veces no sabe cómo”.

La defensa por parte de Las Patronas de los derechos de los inmigrantes ya les valió el Premio de Derechos Humanos 2013, que otorga la CNDH. Y es que además de repartir comida y dar consuelo, estas mujeres otorgan ayuda sanitaria a las personas mutiladas y heridas que llegan a su comunidad. Además, asesoran a las familias que han perdido a algún familiar durante el trayecto para poder repatriar los cuerpos y acogen en su albergue a cientos de personas cada año. Estas mujeres, que han convertido su vida en un ejercicio de solidaridad, han transformado la palabra del Evangelio en acciones, porque como dice la portavoz del grupo: “No somos cristianos nada más de boquilla”. Así, como siempre recuerda el Santo Padre, Las Patronas ponen a la persona en el centro de todo y salen a la calle a “hacer lío” siempre guiadas por la Virgen de Guadalupe.

Todos los días comienzan su trabajo a las 10 de la mañana cocinando el arroz y los frijoles que reparten en bolsas para entregar a los inmigrantes. Junto a ellas atan con cuerdas botellas de agua, para que las personas a bordo del tren puedan recoger con facilidad su comida al paso del tren. En total, sirven unos 25 kilos de arroz y 10 de frijoles que tienen apenas 15 minutos para entregar a los pasajeros, gracias a la buena fe del conductor del tren, que reduce la velocidad a su paso por el barrio de Las Patronas. Los migrantes responden siempre con sus bendiciones para las mujeres que se dirigen a las vías con sus carretillas llenas de alimentos.

“El trabajo es cansado, pero la sonrisa de los migrantes nos empujan a seguir adelante”, señaló Norma Romero. Ahora, gracias a las donaciones de comercios, personas o instituciones que confían en su altruista proyecto, estas mujeres también han podido ofrecer atún, piñas en almíbar, pan o galletas a los viajeros. Y ya no tienen que quitarse de su propia comida para ayudar a quienes la necesitan. “Tenemos confianza en el Señor y Él nos ha puesto en el camino a personas de buen corazón cuya ayuda hace que sigamos llevando esperanza a los migrantes”, aseveró Romero.

Amenazas de las bandas

Pese a que muchos defensores de los migrantes en México han sufrido amenazas por parte de bandas organizadas, que han visto en este drama un rentable negocio, Norma Romero indicó que ellas no han sido víctimas, hasta el momento, de extorsión alguna. No obstante, no teme a nadie: “Este servicio implica riesgos y lo sabemos como defensoras de los derechos de los migrantes. Por tanto, mientras Dios decida por nosotras, ahí vamos a estar, porque la fe nos mueve y nos ilumina para luchar cada día”. Por su parte, dos conocidos defensores de los derechos de los migrantes en el país, como son el Padre Alejandro Solalinde y Fray Tomás González, sí han sufrido amenazas. De hecho, el sacerdote es custodiado diariamente por agentes de policía ante el serio riesgo que corre su vida.

La Orden de San Juan de Dios, Premio Princesa de Asturias de la Concordia

Las Patronas optaban al Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015, galardón que finalmente recayó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (el fallo del jurado se conocía al cierre de esta edición; más información, en el próximo número). La orden católica cuenta en la actualidad con más de 1.000 hermanos repartidos en los 350 centros que tiene en 53 países de los cinco continentes. En total, ofrece atención sanitaria a más de 27 millones de personas al año. El jurado quiso destacar la “ejemplar labor asistencial” de esta organización que “se centra, en los difíciles momentos que hoy vive el mundo, en cuestiones tan sensibles como la epidemia del ébola, las crisis migratorias y, en general, la protección de las personas más desfavorecidas y en riesgo de exclusión”. De hecho, varios de sus misioneros fallecieron a causa del virus del ébola, entre ellos, los españoles Miguel Pajares y Manuel García Viejo.

En el nº 2.954 de Vida Nueva.

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