Francisco no se cansa de luchar por la paz

Los próximos viajes a Redipuglia y Albania y su mediación en Ucrania o Tierra Santa marcan la agenda papal

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ANTONIO PELAYO (ROMA) | Cuando apenas se han apagado los ecos de su visita apostólica a Corea, ya se han anunciado dos nuevos e inminentes viajes del papa Francisco: el primero dentro de las fronteras italianas y el segundo en el continente europeo.

El sábado 13 de septiembre, el Santo Padre presidirá una celebración ante el imponente monumento funerario que recuerda en Redipuglia (provincia de Gorizia, norte de Italia) el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. Estará ausente del Vaticano apenas seis horas, pero la brevedad no resta significado a este gesto de un Pontífice que ya ha demostrado su sensibilidad por la paz.

Bergoglio llegará en avión desde Roma al aeropuerto de Ronchi dei Legionari de la ciudad de Trieste en torno a las nueve de la mañana e, inmediatamente, se dirigirá al cementerio donde reposan los cuerpos de miles de oficiales y soldados del ejército austro-húngaro para depositar una corona de flores y recitar una oración. Acto seguido, llegará al imponente monumento elevado en honor de los caídos italianos en la guerra de 1914-1918; allí celebrará la Eucaristía, al final de la cual recitará una oración en sufragio de las víctimas de todas las guerras y entregará a los ordinarios militares y a los obispos presentes una lámpara votiva que será encendida en las respectivas diócesis en el curso de las ceremonias conmemorativas de la Primera Guerra Mundial. Finalizado el acto, regresará a Roma.
 

Magisterio pontificio

Francisco reafirmará en su homilía la continuidad del magisterio pontificio contra la guerra. Ya entonces, Benedicto XV definió el primer conflicto mundial como “una matanza inútil”; Pío XII, por su parte, afirmó antes de que estallase la segunda conflagración mundial que “una nueva guerra es impensable; sería apocalíptica y además no resolverá nada”. Juan XXIII es el autor de la Pacem in Terris; Pablo VI lanzó desde la tribuna de la ONU, en Nueva York, su famoso “Jamais plus la guerre!”, que repitió Juan Pablo II en innumerables ocasiones, haciendo lo mismo Benedicto XVI en sus ocho años de pontificado.

El presidente de Albania en el Vaticano.

El primer ministro de Albania, en el Vaticano.

Una semana después, el Papa volverá a subirse a un avión para dirigirse esta vez a Tirana, la capital de la vecina Albania, donde su estancia también se limitará a unas horas, desde las nueve de la mañana, hora de su llegada al aeropuerto internacional Madre Teresa, hasta las ocho de la noche, cuando está previsto su regreso al Vaticano.

En la conversación que mantuvo con los periodistas a su regreso de la visita a Corea del Sur, Francisco explicó las razones de este su primer viaje a un país europeo. Les dijo:

Voy por dos motivos importantes. La primera, porque han conseguido formar un Gobierno de unidad nacional –estamos en los Balcanes– entre musulmanes, ortodoxos y católicos, con un consejo interreligioso que ayuda tanto y que es equilibrado. (…) La presencia del Papa es para decirle a todos los pueblos: ‘Se puede trabajar juntos’. Yo lo he sentido como si fuese una auténtica ayuda a ese noble pueblo. Y la segunda cosa: pensemos en la historia de Albania, que ha sido el único de los países comunistas que en su Constitución incluía el ateísmo práctico. Si ibas a misa eras anticonstitucional. Y después, me dijo uno de sus ministros que se habían destruido en aquellos tiempos –quiero dar la cifra exacta– 1.820 iglesias. Ortodoxas, católicas…. Y otras que fueron transformadas en cines, teatros, salas de baile. He sentido que tenía que ir.

El programa de la visita papal se amolda al esquema clásico: será recibido en el aeropuerto por el primer ministro, Edi Rama y, desde allí, se dirigirá al Palacio Presidencial, para encontrarse con el presidente, Bujar Nishami, y otras autoridades. A las once de la mañana, en la plaza que lleva el nombre de Madre Teresa de Calcuta (la religiosa albanesa de cuyo nacimiento se cumplen ahora 104 años), tendrá lugar la Santa Misa, a la que se espera que asistan algunas decenas de miles del medio millón de católicos albaneses.

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En el nº 2.907 de Vida Nueva

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