Beit Jala, la última batalla por la justicia en Tierra Santa

El arzobispo Vives y el franciscano Teodoro López denuncia a VN la situación

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Los cristianos de Belén tienen cada vez más limitaciones

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Como cada año en enero, la Coordinadora de Obispos de Europa, África del Sur y Norteamérica por la Tierra Santa han viajado hasta allí para conocer de primera mano la situación de la población y acompañar a las familias cristianas. En la presente edición, los trece obispos participantes tienen muy claro cuál es la cuestión que más les preocupa: la extensión del muro de Israel por el Valle del Cremisán, dividendo principalmente al municipio de Beit Jala, cercano a Belén.

Y es que este territorio, poblado por 58 familias árabes cristianas, corre el riesgo de verse asfixiado debido a que las autoridades hebreas han decidido desplazar hasta en tres cuartas partes el trazado de la frontera recogido en la llamada Línea Verde, acordada en su día por árabes e israelíes y aceptada por la comunidad internacional. De este modo, se abarca la extensión exacta para separar a los habitantes de Beit Jala de sus campos de cultivo, su principal y casi único modo de subsistencia.

Joan-Enric Vives, arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, forma parte de esta comitiva desde 1998. A su regreso. En conversación con Vida Nueva, profundiza en la reclamación: “Estas 58 familias de Beit Jala poseen estas tierras desde tiempo inmemorial y las aman como a sus propias vidas, porque son el tesoro de sus antepasados y sus raíces. No son simplemente unos cultivos. Ahora ven con dolor y rabia cómo, para cerrar el cinturón llamado ‘de seguridad’, que rodeará la ciudad de Jerusalén, las autoridades les requisan sus tierras más allá de la Línea Verde. Claman por sus derechos y esperan que la comunidad internacional presione. Igualmente, nos piden a los cristianos que les defendamos y demos a conocer su tragedia, que es una más de las que tiene que sufrir el pueblo palestino”.

También Teodoro López, franciscano y director del Centro Tierra Santa en Madrid, comparte la preocupación por los habitantes de Beit Jala: “El daño sería enorme para ellos. Incluso para los que pudieran ir a trabajar dando un rodeo, habría que ver las restricciones y controles que tendrían que afrontar en su día a día. También se haría muy difícil su acceso a Belén, su hasta ahora ciudad de referencia. Con lo que ello implica: muchos niños van allí a sus colegios, otros necesitan ir al hospital, algunas madres dejan en casas de acogida a los más pequeños mientras acuden a trabajar…”.

Beit Jala, la última batalla por la justicia en Tierra Santa [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.881 de Vida Nueva

 

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